Un hombre con traje se cubre el rostro con la mano en una estación de tren, mientras un símbolo de advertencia aparece sobre la imagen.

Renfe la vuelve a liar: 30 personas atrapadas

Enésimo problema en los trenes en Catalunya

Lo que parecía un viaje tranquilo de fin de semana se ha convertido en una pesadilla para decenas de viajeros que esperaban llegar a su destino sin mayores complicaciones. La compañía ferroviaria Renfe vuelve a estar en el centro de la polémica, tras producirse una avería que ha dejado atrapadas al menos a treinta personas en dos trenes regionales, generando caos y desconcierto entre los pasajeros afectados.

Una tormenta paraliza los trenes 

El incidente ocurrió este sábado sobre las 13:30 horas cuando una fuerte tormenta azotó una zona clave del recorrido ferroviario que conecta Catalunya con Aragón. Según informaciones oficiales facilitadas por Renfe, la intensa lluvia provocó una avería en la electrificación, dejando sin tensión eléctrica la infraestructura ferroviaria, lo que automáticamente detuvo la circulación de dos trenes regionales del servicio R15, uno en cada sentido del trayecto entre Zaragoza y Barcelona.

En concreto, el primer tren, que había partido desde Zaragoza a las 07:29 horas y cuyo destino final era la estación de Francia, en Barcelona, quedó varado cerca del municipio de Valdepilas.

Un hombre con expresión de enojo y un gesto de advertencia aparece superpuesto sobre la imagen de un tren en movimiento, acompañado de un símbolo de advertencia en rojo.
Montaje en el que se ve un tren de Rodalies y una persona muy enfadada | ACN, Xebeche

Aunque Renfe no ha especificado el número exacto de pasajeros que viajaban a bordo, sí ha informado de que planean remolcar este convoy hasta Caspe para posteriormente trasladar a los pasajeros afectados en autobús hacia Tarragona. Desde allí, los viajeros serán reubicados en otros servicios ferroviarios para que puedan llegar finalmente a su destino.

Por otro lado, un segundo tren regional salió desde Barcelona a las 08:45 horas, con previsión de llegada a Zaragoza sobre las 14:06 horas, pero quedó detenido en la localidad de Nonaspe. Este segundo tren cuenta con 35 pasajeros atrapados, que hasta el momento permanecen a bordo esperando ser evacuados o remolcados hasta una estación cercana.

Suspensión inmediata del servicio y activación de Ferrocat

La incidencia obligó a Renfe a suspender completamente la circulación ferroviaria entre las localidades de Faió y Nonaspe. Esto ha provocado no solo el malestar de los viajeros afectados directamente, sino también el caos entre decenas de usuarios que tenían previsto tomar trenes en este tramo a lo largo del día. Renfe todavía no ha informado de cuánto tiempo permanecerá cortado el tramo afectado, algo que incrementa aún más la incertidumbre y la frustración de los pasajeros.

En paralelo, Protección Civil activó inmediatamente la prealerta del plan Ferrocat, un protocolo establecido para gestionar incidencias graves en la red ferroviaria catalana y que supone movilizar recursos y personal para garantizar la seguridad y el bienestar de los afectados.

Estación de tren con un símbolo de advertencia amarillo y un círculo que muestra lluvia intensa.
Montaje con una imagen de una vía de tren y lluvia | ACN, XCatalunya

Renfe, nuevamente cuestionada por su gestión de incidencias

Este episodio vuelve a poner en entredicho la gestión de Renfe en situaciones de crisis, especialmente en la comunicación con los usuarios afectados. Las críticas no han tardado en llegar, especialmente por parte de los pasajeros, quienes denuncian falta de información clara y retrasos significativos en las soluciones propuestas por la compañía.

No es la primera vez en los últimos meses que Renfe se enfrenta a situaciones de este tipo. El año pasado, incidencias similares, especialmente relacionadas con fenómenos meteorológicos adversos, ya generaron múltiples quejas por parte de usuarios y entidades consumidoras.

Reflexión necesaria sobre la gestión de crisis en el transporte público

Este incidente obliga nuevamente a reflexionar sobre la preparación y la capacidad de reacción de los servicios públicos ante eventualidades climáticas, cada vez más frecuentes. Si bien es cierto que no se puede prever completamente la intensidad de un fenómeno meteorológico, los usuarios esperan una respuesta ágil, efectiva y coordinada para minimizar al máximo las molestias y riesgos que conllevan situaciones como esta.

Mientras tanto, los pasajeros afectados siguen esperando una solución efectiva que les permita finalizar su viaje con seguridad y la menor demora posible. Renfe tendrá que dar explicaciones convincentes para recuperar la confianza de unos usuarios cada vez más críticos con el funcionamiento de los servicios públicos ferroviarios en situaciones límite.