La tarde de ayer en el corazón de Catalunya será recordada por muchos conductores como una de las más tensas de este comienzo de verano. El asfalto de la C-25, especialmente en el tramo de Artés (Bages), se convirtió en escenario de un episodio meteorológico extremo, que superó con creces cualquier previsión habitual de lluvia o viento.
Una combinación de elementos adversos —cortinas de agua, visibilidad mínima y ráfagas violentas— puso a prueba la seguridad y los nervios de quienes se encontraban en la carretera. Las imágenes difundidas por Protecció Civil en sus redes sociales ilustran a la perfección la crudeza de lo que se vivió: parabrisas desbordados, luces antiniebla encendidas y vehículos circulando con extrema precaución, casi a ciegas.
Una tarde bajo máxima alerta: se cumplen los pronósticos de lluvias y tiempo violento
La jornada no sorprendió a los expertos. Desde primera hora, el Servei Meteorològic de Catalunya y Protecció Civil habían avisado de un episodio de lluvias intensas y tiempo violento en buena parte del territorio, especialmente en comarcas como el Bages, Berguedà, Lluçanès, Moianès y Osona, donde se activó la alerta roja por el riesgo de precipitaciones excepcionales y fenómenos asociados como granizo o vientos huracanados.
Los modelos ya anticipaban la posibilidad de superar los 40 litros por metro cuadrado en media hora y la aparición de tormentas capaces de desencadenar rachas de viento superiores a los 25 metros por segundo.

El vídeo publicado por Protecció Civil desde el propio interior de un vehículo circulando por la C-25 a la altura de Artés recoge el instante en el que la tormenta descargaba con toda su intensidad. Gotas gruesas que golpean el cristal, viento que sacude los coches y una visibilidad que se reduce a pocos metros. Al fondo, luces intermitentes y conductores tratando de mantener la calma en una situación donde cualquier maniobra, por sencilla que sea, entraña un riesgo añadido.
Temporal extremo: impacto en la movilidad y la seguridad vial
El impacto del temporal en la red viaria fue inmediato. La combinación de lluvia torrencial, ráfagas de viento y la posibilidad de granizo obligó a extremar la precaución y provocó una circulación muy lenta y complicada en algunos tramos de la C-25. Las autoridades recomendaron consultar el estado del tráfico en tiempo real y evitar los desplazamientos no esenciales. Mensajes como el de Protecció Civil, que insistía en minimizar la movilidad y seguir las actualizaciones oficiales, fueron clave para evitar incidentes mayores.
No solo la C-25 se vio afectada: la tarde fue especialmente difícil en muchas comarcas del interior y el noreste de Catalunya, con incidentes puntuales relacionados con caídas de ramas, balsas de agua en la calzada y pequeñas inundaciones urbanas. La rápida respuesta de los servicios de emergencia, en coordinación con el Pla INUNCAT, ayudó a reducir el impacto del episodio y mantener bajo control una situación que, por momentos, rozó el límite de la emergencia.