La prisión de Puig de les Basses, situada en Figueres, Girona, es uno de los centros penitenciarios más modernos de Catalunya, inaugurado en 2014. Esta cárcel fue diseñada para reemplazar las antiguas instalaciones de la prisión de Girona. Y cuenta con capacidad para más de 750 internos, distribuidos en módulos de baja, media y alta seguridad.
Uno de sus aspectos más destacados es la infraestructura avanzada. Que incluye áreas específicas para la reinserción social y talleres de formación laboral, con el objetivo de facilitar la rehabilitación de los reclusos. Además, la prisión se rige bajo una filosofía de trato humanitario y respeto a los derechos de los internos, promoviendo su reintegración a la sociedad mediante programas educativos y de trabajo.
Puig de les Basses ha adquirido notoriedad en los últimos años, ya que ha sido el lugar donde han estado detenidos políticos catalanes condenados por el proceso independentista de 2017. Esta circunstancia ha generado un foco de atención mediática y política, destacando su papel en el contexto de la cuestión catalana. A pesar de las controversias, el centro continúa funcionando como un espacio clave en el sistema penitenciario catalán, aunque recientemente ha sido escenario de un hecho muy trágico.
Un interno se suicida
Un interno del Puig de les Basses de Figueres se ha suicidado la madrugada de este jueves. Lo ha hecho en una celda de aislamiento provisional según informe el Departamento de Justicia en un comunicado. El interno tenía objetos prohibidos en su módulo habitual y los vigilantes los encontraron en un cacheo.
A la hora de requisarlos, el hombre presentó una resistencia violenta, según informa el Departamento de Justicia, por lo que le enviaron a una celda de aislamiento preventivo. Los médicos han intentado recuperar la vida del hombre pero no han podido hacerle nada. Por el momento el Departamento de Justicia ha abierto una investigación sobre los hechos.
Los suicidios en prisión representan un problema complejo y trágico dentro del sistema penitenciario, reflejando las difíciles condiciones emocionales y psicológicas que enfrentan muchos internos. La privación de la libertad, el aislamiento, la falta de contacto con seres queridos y el estrés relacionado con la vida en prisión. Estos son factores que pueden agravar problemas de salud mental preexistentes o desencadenar nuevos trastornos psicológicos.
Muchos reclusos experimentan altos niveles de ansiedad, depresión y desesperanza, lo que aumenta el riesgo de conductas suicidas. Las tasas de suicidio en prisión son considerablemente más altas que en la población general. Y la falta de atención adecuada para la salud mental dentro de estas instituciones contribuye a agravar esta situación.
Los sistemas penitenciarios han implementado diversas medidas para intentar prevenir los suicidios. Como la identificación de internos con riesgo elevado, el monitoreo constante, el apoyo psicológico y programas de intervención en crisis. Sin embargo, los recursos a menudo son insuficientes y el entorno carcelario, que puede ser violento o alienante, dificulta la aplicación efectiva de estas medidas.