La ciudad de Terrassa (Vallès Occidental) vuelve a estar en el foco de la actualidad por un nuevo episodio protagonizado por un individuo que ya se ha convertido en sinónimo de violencia e inseguridad. Un ocupa multirreincidente ha sido detenido tras agredir a una agente de la Policía Municipal y destrozar un coche patrulla con una botella de vidrio.
Un historial delictivo que no cesa
El nombre de este hombre, de origen magrebí, ya es conocido por las fuerzas de seguridad de la ciudad. Hace apenas un mes, fue detenido por participar en una pelea tumultuaria con palos, bates de béisbol, machetes y hasta espray pimienta. En aquel altercado, dejó a un agente con una pierna rota tras agredirlo brutalmente, y usó un coche para intentar atropellar a varias personas.
Una escena digna de una película de acción… pero con consecuencias reales y dolorosas para los agentes que tuvieron que enfrentarse a él. A pesar de la gravedad de los hechos anteriores, el sujeto fue puesto en libertad. Desde entonces, ha seguido generando miedo en los alrededores del parking de la calle Burgos número 45.

El ataque con una botella de vidrio
Este miércoles, 14 de mayo, el mismo individuo protagonizó un nuevo episodio violento. Según relata el sindicato policial SIP-FEPOL, al ver una patrulla circular por la zona, se interpuso en el camino del coche policial para obligarlo a detenerse. Acto seguido, comenzó a insultar y amenazar de muerte a la agente que conducía el vehículo.
Lo más grave vino justo después: el okupa extrajo una botella de vidrio y, con toda su fuerza, la lanzó contra el parabrisas del coche. La agente, en un acto de reflejo y valentía, aceleró justo a tiempo. La botella atravesó el cristal trasero del vehículo, y de no haber maniobrado, podría haber impactado en su rostro.

Desde el sindicato SIP-FEPOL han alzado la voz con contundencia. Exigen que se aplique prisión provisional de inmediato para este individuo, considerado altamente peligroso. “Si lo vuelven a dejar en libertad, volverá a intentarlo. Su deseo es matar a un policía”, afirmaron fuentes sindicales.
El miedo se instala entre los vecinos
Los residentes de la zona llevan meses denunciando la situación. Los ocupas se han apoderado del garaje del edificio, lo usan como vivienda y como base de operaciones para robos a coches y pequeños comercios del barrio. Las imágenes que pudo obtener ElCaso.cat muestran un auténtico escenario de delincuencia organizada, donde el caos se ha convertido en rutina.
Los vecinos aseguran que las denuncias se acumulan sin que las administraciones actúen con firmeza. “Ya no sabemos qué hacer. Este hombre se ha reído de todos: de la policía, de los jueces y de nosotros”, señala uno de ellos, que pide medidas urgentes y protección real para el vecindario.
Y lo más grave de todo…
A pesar de sus múltiples antecedentes, agresiones a agentes de policía, tentativa de atropello, robos y violencia reiterada, el hombre seguía en libertad hasta ahora. El sistema judicial le había permitido volver a las calles sin cumplir una condena efectiva. Y solo por fortuna —y reflejos— no ha acabado con la vida de una agente esta vez. El temor es claro: si vuelve a salir, lo intentará de nuevo.