El rugido de los motores rompiendo la tranquilidad del mediodía anunciaba que algo no iba bien. Para cualquier conductor que circulara respetando las normas, la estela fugaz de un coche y una motocicleta debió parecer una escena sacada de una película de acción, una competición ilegal en la que el asfalto se convertía en un circuito privado.
Sin embargo, lo que los dos protagonistas de esta imprudencia no sabían es que su carrera tenía unos espectadores muy atentos: un control de los Mossos d'Esquadra que no solo iba a poner fin a su temeridad, sino que los colocaría directamente en el camino hacia los tribunales.
Los hechos ocurrieron el pasado viernes, en una jornada que debería haber sido tranquila en las carreteras de Ponent. Agentes de tráfico de la policía catalana habían desplegado un dispositivo de control de velocidad en un punto estratégico, el kilómetro 100,8 de la carretera C-12, a su paso por el término municipal de Maials, en la comarca del Segrià.

Se trata de un tramo interurbano cuya velocidad está limitada genéricamente a 90 kilómetros por hora, una cifra que los dos implicados decidieron ignorar de la forma más peligrosa posible.
El cinemómetro, implacable, saltó por los aires. Primero detectó un turismo que circulaba a la escalofriante velocidad de 209 km/h, más del doble de lo permitido. Instantes después, una motocicleta seguía su estela a 188 km/h. La coordinación policial fue clave para interceptar a los infractores sin provocar un mal mayor. Las patrullas dieron el aviso y consiguieron detener a ambos vehículos de forma segura a la altura de la salida de la vía hacia Lleida. Al volante del coche se encontraba un hombre de 45 años, mientras que el piloto de la motocicleta era un joven de 28.
Un dispositivo que destapó una cascada de infracciones
El operativo de los Mossos d'Esquadra en Maials no solo sirvió para sacar de la circulación a estos dos conductores temerarios. El mismo control se saldó con un balance que evidencia un problema de comportamiento mucho más extendido.

Durante el tiempo que duró el dispositivo, los agentes también formularon otras seis denuncias, en este caso por vía administrativa, a otros tantos motoristas que, si bien no alcanzaron las velocidades de los dos investigados penalmente, también habían superado con creces los límites establecidos para esa vía.
Este despliegue se enmarca dentro de una iniciativa de mayor envergadura, la campaña preventiva de tráfico conocida como PREMOT. Este plan, que se activó el pasado lunes y se extenderá hasta el próximo domingo, tiene como objetivo principal reducir la siniestralidad en uno de los colectivos más vulnerables de la carretera: los motoristas. Durante esta semana, el Área Regional de Trànsit intensifica su presencia en las carreteras de la demarcación de Ponent, combinando controles estáticos, como el que destapó este suceso, con patrullajes dinámicos para vigilar las conductas de riesgo.