Un agente de los Mossos d'Esquadra de espaldas con un grupo de policías al fondo y un recuadro que muestra una carretera con varios coches circulando

Un accidente en la C-65 provoca retenciones kilométricas en varias carreteras

Colas en esta mañana de domingo

Una mañana de circulación densa se ha visto súbitamente alterada por un incidente que ha puesto a prueba la paciencia de miles de conductores. Lo que comenzaba como un trayecto rutinario para muchos se ha convertido en una auténtica odisea, con vehículos atrapados en una red de carreteras colapsadas y el sonido de las sirenas como telón de fondo.

El caos se ha desatado a raíz de un suceso inesperado, generando un efecto dominó que ha afectado a varias de las arterias principales de la región y ha dejado a los conductores buscando rutas alternativas desesperadamente.

El epicentro del colapso se ha localizado en un punto neurálgico para el tráfico de la Costa Brava, un nudo de comunicaciones vital para el desplazamiento entre localidades costeras y el interior. Las retenciones, que se han extendido a lo largo de varios kilómetros, no solo han afectado a una vía, sino que han irradiado su impacto a carreteras aledañas, creando un escenario de parálisis circulatoria en plena hora punta.

Un coche de policía estacionado frente a un edificio con una persona caminando en el fondo.
Coche de los Mossos d'Esquadra | ACN

Un accidente múltiple como detonante del caos

Los hechos se desencadenaron a primera hora de la mañana de hoy domingo 27 de julio, cuando un accidente de tráfico en la autovía C-65, a la altura de Llagostera (Girona), obligó a cortar la circulación en sentido Platja d'Aro. Según ha informado el Servei Català de Trànsit, en el siniestro se vieron implicados al menos tres vehículos, lo que provocó el cierre inmediato de la vía para facilitar la intervención de los servicios de emergencia.

El corte de la C-65, una de las principales vías de acceso a las populares localidades de la Costa Brava como Sant Feliu de Guíxols, Platja d'Aro o Palamós, ha sido el catalizador de un colapso monumental. El tráfico tuvo que ser desviado por el interior de Llagostera, una medida que resultó insuficiente para absorber el denso flujo de vehículos que transitaba por la zona en ese momento.

Efecto dominó en la red viaria

La magnitud del problema no tardó en hacerse evidente. Las retenciones en la C-65 llegaron a alcanzar los 5 kilómetros, pero el efecto dominó se propagó rápidamente a otras carreteras interconectadas. La C-31, otra de las grandes arterias de la comarca del Baix Empordà, también sufrió las consecuencias, registrando colas de hasta 7 kilómetros en dirección a Santa Cristina d'Aro.

Vehículo de los Mossos d'Esquadra estacionado en la calle en un día lluvioso.
Coche de los Mossos d'Esquadra | ACN

La situación se complicó todavía más en la GI-662, la carretera que une Llagostera con Sant Feliu de Guíxols. Esta vía secundaria se vio completamente desbordada al convertirse en la única alternativa para muchos de los conductores atrapados, generando también importantes retenciones y un colapso total en la zona. La combinación del accidente y la alta afluencia de vehículos en una jornada de finales de julio ha creado la tormenta perfecta para el caos circulatorio.