En ocasiones, una jornada que comienza aparentemente tranquila puede transformarse en una auténtica pesadilla para miles de conductores. La rutina del tráfico matinal se puede ver alterada en cuestión de minutos, dejando tras de sí largas esperas, impaciencia y una cadena de consecuencias que afectan tanto a la movilidad como a la actividad económica de toda una región. Esta mañana ha sido un claro ejemplo de cómo un incidente puntual es capaz de colapsar una de las arterias más transitadas, poniendo a prueba la paciencia y la capacidad de reacción de quienes circulan por la red viaria.
Un accidente provoca el corte de un carril en plena hora punta
El suceso ha comenzado a primera hora de la mañana de este 20 de mayo, cuando un accidente ha obligado a cortar uno de los carriles en sentido a la capital catalana. El incidente, que ha tenido lugar en plena hora punta, ha sorprendido a cientos de conductores que se dirigían hacia su lugar de trabajo o a diferentes compromisos. Según la información difundida por el Servei Català de Trànsit a través de sus canales oficiales, la circulación ha quedado gravemente afectada desde los primeros minutos tras el siniestro, generando importantes retenciones que rápidamente alcanzaron los tres kilómetros de longitud.
Los equipos de emergencia y las patrullas de tráfico se han movilizado con rapidez para gestionar la situación, retirando los vehículos accidentados al arcén y tratando de restablecer la normalidad lo antes posible. Sin embargo, a pesar de la intervención diligente, la densidad habitual de tráfico y la estrechez provocada por el corte de un carril han dificultado la fluidez, manteniendo las colas durante buena parte de la mañana.

Evolución de la situación: de tres a once kilómetros de colapso
A medida que avanzaban los minutos, lejos de remitir, la congestión fue en aumento. Las redes sociales y los canales oficiales del Servei Català de Trànsit informaron puntualmente de la evolución de la situación, advirtiendo a los conductores de las complicaciones crecientes. Aunque los vehículos implicados en el accidente fueron retirados relativamente rápido al arcén, las consecuencias sobre la circulación fueron mucho más persistentes de lo esperado.
Hacia las 08:30 horas, la situación en la A-2 había empeorado notablemente, alcanzando su punto crítico: las retenciones se han extendido hasta los 11 kilómetros, abarcando el tramo entre Pallejà y Cornellà de Llobregat. Este cuello de botella ha convertido el acceso a Barcelona en una auténtica ratonera para quienes circulan por la autovía en este momento, generando demoras considerables y forzando a muchos conductores a buscar rutas alternativas por carreteras secundarias.
Ante situaciones de este tipo, las autoridades de Trànsit insisten en la importancia de la información en tiempo real y en la necesidad de consultar el estado de las carreteras antes de iniciar cualquier desplazamiento. Además, recomiendan máxima prudencia al volante, especialmente en zonas de retención y a la entrada de túneles o puentes, donde los frenazos bruscos pueden originar nuevos incidentes.