La mañana de este miércoles ha arrancado con graves complicaciones viales para numerosos conductores en el Baix Llobregat. Nadie esperaba, al encender la radio o consultar la app de tráfico, el panorama de colas que se ha ido formando. Muchos han tenido que modificar sus planes o asumir largos retrasos antes de llegar a su destino.
Según el Servei Català de Trànsit, las principales afectaciones se concentran en varias vías estratégicas de la comarca del Baix Llobregat. La A-2, en el tramo que va de Sant Joan Despí a Sant Andreu de la Barca, arrastra hasta 14 kilómetros de congestión. La B-23 también está teniendo retenciones importantes entre Sant Feliu de Llobregat y El Papiol, en una extensión de 7 kilómetros.
No se queda atrás la B-24, con un colapso de 1 kilómetro en sentido Barcelona, coincidiendo con el enlace a la A-2. En la C-31, entre los puntos kilométricos 186 y 182, se informa de retenciones en dirección Gavà-Castelldefels. Mientras tanto, la C-32, entre el kilómetro 54 y 49, sufre congestión sentido norte, lo que afecta especialmente al tramo Sant Boi-Gavà.
Unas obras, las causantes
El origen de este caos se asocia, principalmente, a unas obras en la C-245 a la altura de Sant Boi de Llobregat, que están incidiendo de manera muy directa en la movilidad. Por consecuencia, todo el tejido de carreteras cercanas padece los efectos en cadena de desvíos y carriles reducidos. Cualquier despiste o vehículo averiado puede agudizar el problema, generando más lentitud.
Los paneles luminosos en las autopistas avisan a los conductores con mensajes de precaución. Los mossos patrullan en puntos neurálgicos para mitigar, en la medida de lo posible, las incidencias que puedan generarse por la tensión del tráfico. Sin embargo, con la entrada de la hora punta, el flujo de coches se ha disparado, incrementando la saturación.
En la C-245, la congestión se concentra sobre todo entre Sant Boi y Cornellà de Llobregat. Los trabajos de acondicionamiento y reforma de la vía implican cierres intermitentes y cambios en la señalización. Este escenario no solo afecta a vehículos particulares, sino también al transporte público que comparte tramos con la circulación general.
Algunos automovilistas han optado por rutas alternativas, como carreteras secundarias, pero el desvío masivo genera nuevos embotellamientos en zonas menos preparadas para absorber un alto volumen de usuarios. Para muchos, la solución pasa por retrasar la salida o, si resulta viable, teletrabajar mientras dure la peor fase de las obras. Además, en la C-32, justo en su paso por la localidad en la que se están realizando las obras, la salida 53 está cortada.