La mañana de este lunes ha comenzado con una sorpresa desagradable para miles de conductores que circulaban por una de las principales arterias viarias del país. En cuestión de minutos, una incidencia inesperada ha alterado la rutina, provocando largas esperas, desvíos y nerviosismo generalizado en plena hora punta. Lo que parecía un trayecto habitual ha terminado convirtiéndose en una auténtica odisea.
Un camión averiado paraliza la AP-7 en plena operación laboral
Todo ha empezado a primeras horas de la mañana, cuando un camión ha sufrido una avería en una de las zonas más transitadas de la AP-7. El vehículo ha quedado inmovilizado en el carril derecho a la altura de Montmeló, sentido Barcelona, bloqueando parcialmente la vía y generando un efecto dominó en la circulación. El incidente ha coincidido con el inicio de la jornada laboral, multiplicando el impacto en el tráfico y complicando la movilidad tanto para quienes se dirigían a Barcelona como para aquellos que buscaban alternativas.
Según el Servei Català de Trànsit, las primeras retenciones se han registrado entre Llinars del Vallès y Montmeló, aunque pronto la congestión se ha extendido, afectando también a la C-60 a la altura de la Roca del Vallès y a la C-17 en sentido sur. Imágenes en directo difundidas por las cámaras de la Red de Carreteras del Estado mostraban una fila interminable de vehículos prácticamente parados, con decenas de camiones, turismos y furgonetas atrapados en la vía.

18 kilómetros de congestión y alternativas saturadas
A medida que avanzaba la mañana, la situación lejos de mejorar ha ido empeorando. Hacia las 9:30 horas, la congestión alcanzaba ya los 17,5 kilómetros entre Montmeló y Llinars del Vallès en sentido Barcelona, un dato que confirma la magnitud del colapso. Poco después, Trànsit actualizaba la información: aunque las grúas acababan de llegar para proceder a la retirada del camión averiado, las retenciones se mantenían y llegaban a los 18 kilómetros, dificultando cualquier desplazamiento por la zona.
La incidencia ha tenido un efecto en cadena en otras carreteras cercanas. Alternativas como la C-32 norte, la N-II o la propia C-60 también han registrado importantes problemas de circulación. De hecho, la C-32 ha presentado lentitud entre Cabrera y Cabrils, así como entre Vilassar y Alella, mientras que en la C-60 las colas han sido constantes en sentido Granollers. Trànsit ha recomendado desviar el tráfico desde Girona por la N-II y la C-32 nord, y desde Sant Celoni por la C-32 nord y la C-60, aunque los desvíos no han evitado que muchos conductores se vieran atrapados durante largos minutos.
Las imágenes facilitadas por las cámaras de tráfico a lo largo de la mañana no dejan lugar a dudas: la AP-7, una de las vías clave del corredor mediterráneo y punto neurálgico para la logística y el transporte en Catalunya, se ha visto prácticamente colapsada. Los vídeos publicados por Trànsit muestran kilómetros de vehículos detenidos, con camiones alineados en el arcén y una densa hilera de coches sin apenas moverse. Para muchos transportistas, repartidores y trabajadores que dependen de la puntualidad, la jornada ha empezado con una prueba de paciencia y resignación.
Este tipo de incidentes ponen de manifiesto la fragilidad del sistema viario en momentos críticos y el enorme peso que tienen los camiones en la movilidad diaria. Basta una avería en un punto estratégico para que el tráfico se resienta en decenas de kilómetros a la redonda, afectando tanto a desplazamientos de larga distancia como a trayectos cotidianos.