Los sábados suelen ser sinónimo de movilidad y planes de ocio, pero para muchos conductores que circulaban por una de las principales arterias viarias de Catalunya, este pasado fin de semana se convirtió en una prolongada prueba de paciencia.
Una incidencia inesperada, registrada en plena jornada festiva, desencadenó una cadena de retenciones que afectó significativamente el tráfico, generando un escenario de caos circulatorio que se prolongó durante horas, colapsando el flujo habitual de vehículos y poniendo a prueba la capacidad de respuesta de los servicios de emergencia y gestión de tráfico.
El sábado, paralizado por un accidente en la vía principal
La mañana de este sábado quedó marcada por un suceso que alteró drásticamente la normalidad en la Autovía del Nordeste, más conocida como la A-2. Según información facilitada por el Servei Català de Trànsit (SCT), entidad encargada de la regulación y control del tráfico en Catalunya, un accidente de consideración ocurrido en las proximidades de Cornellà de Llobregat, en el tramo con dirección a Martorell, fue el detonante de importantes problemas de movilidad.

La naturaleza exacta del siniestro, que provocó el corte de un carril de circulación, desencadenó una respuesta en cadena de atascos que se extendieron rápidamente. Las primeras notificaciones sobre la incidencia llegaron a primera hora de la tarde, cuando las imágenes de las cámaras de tráfico ya mostraban la magnitud de las congestiones, captadas a las 11:56:50.
La A-2: Una arteria vital en el punto de mira
La A-2 es mucho más que una simple carretera; constituye una de las columnas vertebrales del transporte por carretera en Catalunya. Conectando Barcelona con el interior de la comunidad autónoma y extendiéndose hasta Aragón, esta vía es fundamental para el transporte de mercancías, el acceso a zonas industriales y logísticas clave, y para la movilidad diaria de miles de ciudadanos.
Su importancia se magnifica los fines de semana, cuando soporta un volumen de tráfico considerablemente mayor debido a los desplazamientos por ocio, visitas familiares y actividades turísticas.
Un incidente en esta autovía, especialmente en un día de alta afluencia, tiene un impacto desproporcionado, generando un efecto dominó que a menudo se extiende a vías secundarias y a la red de carreteras del área metropolitana de Barcelona. En este contexto, el accidente registrado en Cornellà no solo afectó a quienes circulaban directamente en la A-2, sino que se convirtió en un problema para la movilidad regional, alterando los planes de numerosos viajeros.
Consecuencias del caos vial
La consecuencia más inmediata y palpable del accidente fue la formación de colas. Las imágenes difundidas por el SCT mostraban la autovía prácticamente colapsada en sentido Martorell, con vehículos detenidos o circulando a paso muy lento.

La ocupación de un carril, como se detalló, reduce drásticamente la capacidad de la vía, multiplicando los tiempos de espera. Conductores atrapados en la congestión informaban de demoras que superaban fácilmente la hora, frustrados por la lentitud del avance y la incertidumbre sobre la resolución del incidente.
Este tipo de situaciones no solo genera malestar entre los usuarios de la vía, sino que también puede tener repercusiones económicas al afectar a la logística de transporte y a la llegada a destinos planificados. La gestión del tráfico por parte de las autoridades de Trànsit se centró en coordinar las labores de asistencia y retirada de los vehículos implicados, así como en la difusión de información para desviar el tráfico y minimizar la afectación general.