Otro fin de semana negro en las carreteras catalanas, donde se han producido múltiples accidentes y se ha confirmado una tendencia al alza de las últimas semanas. El mes de agosto se cerró con 91 víctimas mortales en Catalunya y ahora, un poco más de dos meses y medio más tarde, ya hemos llegado a las 125.
Los conductores de dos turismos murieron este domingo por la noche en un choque frontal en la N-230 en Alfarràs (Segrià), según ha informado el Servicio Catalán de Tráfico (SCT). Los Mossos d'Esquadra recibieron el aviso a las 21.32 horas por un accidente en su punto kilométrico 25 de la citada vía. Por causas que se investigan, se produjo el choque frontal entre los dos turismos y a consecuencia de este, murieron los conductores de los dos vehículos, J.S.P., de 56 años y vecino de Alfarràs y un hombre de 58 años.
El siniestro obligó a cortar la vía en ambos sentidos de la marcha. Con estas, son 125 las personas que han muerto en accidente de tráfico en la red de carreteras interurbanas de Catalunya. A raíz del accidente se activaron cuatro patrullas de los Mossos, cinco dotaciones de los Bomberos de la Generalitat -que tuvieron que hacer tareas de excarcelación de las víctimas- y tres unidades del Sistema de Emergencias Médicas (SEM).
Un día más en la N-230
La carretera N-230 se ha convertido en uno de los tramos más peligrosos de la red viaria catalana. Este trazado, que conecta Viella con Lleida, es vital para el tránsito hacia el norte, pero también acumula un preocupante historial de accidentes. Las características de la vía, sumadas a la falta de respeto por los límites de velocidad, contribuyen a este alarmante panorama.
En su recorrido, la N-230 atraviesa zonas montañosas y tramos rectos que invitan a conducir a más de 90 kilómetros por hora. Sin embargo, esta velocidad, a menudo superada por los conductores, aumenta significativamente el riesgo de siniestros. Las curvas cerradas, el tráfico de vehículos pesados y las condiciones meteorológicas adversas en invierno son factores que agravan la situación.
Las autoridades locales llevan años reclamando actuaciones urgentes para mejorar la seguridad de esta carretera. Proponen medidas como la ampliación de carriles, mayor señalización y controles de velocidad más estrictos. Sin embargo, las soluciones aún no se han implementado de manera efectiva, y los accidentes siguen siendo frecuentes.
El pasado domingo, la N-230 volvió a ser escenario de una tragedia, cobrándose la vida de dos personas. Este lamentable incidente refuerza la necesidad de intervenir en una vía que acumula un historial de siniestros fatales. Los vecinos y conductores habituales exigen una respuesta inmediata por parte de las administraciones. La N-230 no solo es un eje de comunicación clave, sino también una trampa mortal para quienes la transitan a diario.