Tráfico denso en una autopista con varios autos, camiones y un autobús rojo avanzando lentamente junto a una pared cubierta de vegetación.

Accidente en la B-23: Carril cortado, se empiezan a generar colas

Los servicios de emergencia están trabajando en el lugar

Complicaciones este lunes para los miles de conductores que circulaban a primera hora de la tarde en la B-23. Un incidente en una de las arterias principales de salida de Barcelona ha puesto a prueba la paciencia de los usuarios, generando un efecto dominó que ha resultado en largas colas y demoras inesperadas.

Lo que debía ser el trayecto final de la jornada laboral se ha transformado en una odisea para muchos, recordándonos la fragilidad de la movilidad en las grandes áreas metropolitanas.

El epicentro del caos se ha localizado en la autovía B-23, un punto neurálgico para el tráfico que conecta la capital catalana con el Baix Llobregat. Según ha informado el Servei Català de Trànsit a través de sus canales oficiales, un accidente ha obligado a tomar medidas drásticas que han afectado directamente a la fluidez de la circulación en un tramo especialmente sensible durante la hora punta de la tarde.

Coche de Mossos con el número 112
Coche de los Mossos d'Esquadra | ACN

Un carril cortado desata el caos

Los hechos han tenido lugar sobre las cuatro de la tarde de este lunes, 14 de julio de 2025, en el término municipal de Sant Feliu de Llobregat. Por causas que aún se están investigando, un siniestro vial ha obligado a cortar uno de los carriles de la B-23 en sentido Barcelona, aunque afectando principalmente al flujo de salida por la congestión generada.

Aunque los detalles sobre los vehículos implicados y el estado de sus ocupantes no han trascendido en un primer momento, el impacto sobre el tráfico ha sido inmediato y severo.

La supresión de uno de los carriles al inicio de la operación retorno ha actuado como un tapón, ralentizando la marcha y generando las primeras retenciones de forma casi instantánea. En cuestión de minutos, la densa circulación habitual de la B-23 en las tardes de un día laborable se ha convertido en una larga serpiente de vehículos prácticamente detenidos, un panorama desolador para quienes intentaban regresar a sus hogares.

La mancha de aceite se extiende: colas kilométricas

Lo que inicialmente eran "las primeras retenciones", como apuntaba Trànsit en su comunicación inicial, no tardaron en convertirse en colas kilométricas. La congestión se ha extendido rápidamente, afectando a la autovía varios kilómetros antes del punto del accidente. 

Este monumental atasco no solo ha afectado a los usuarios de la B-23, sino que también ha tenido consecuencias en las vías secundarias y otros accesos cercanos, ya que muchos conductores han buscado rutas alternativas para esquivar el colapso, saturando a su vez otras carreteras de la comarca. La B-23 es conocida por ser una vía de alta capacidad fundamental para la conexión de Barcelona por la Diagonal, y cualquier alteración en su funcionamiento tiene un impacto magnificado en toda la red viaria del entorno.

Un coche de policía estacionado frente a un edificio con una persona caminando cerca.
Coche de los Mossos d'Esquadra delante de una comisaria | ACN

La B-23, un punto caliente del tráfico metropolitano

No es la primera vez que la autovía B-23 se convierte en noticia por accidentes y retenciones. Su trazado, que discurre en paralelo a la A-2, absorbe un volumen de tráfico diario de decenas de miles de vehículos. Esta alta densidad la convierte en un escenario frecuente de incidentes, desde averías que colapsan un carril hasta accidentes de mayor envergadura.

La presión constante sobre esta infraestructura pone de manifiesto la necesidad de una gestión del tráfico eficiente y de la concienciación de los conductores para extremar las precauciones.