Navegar por las profundidades de las redes sociales se ha tornado en el pasatiempo favorito de la especie humana. En las diversas plataformas encontramos contenido de todo tipo que nos cautivan y se apoderan totalmente de nuestra atención. Algunos por mero entretenimiento e incluso cotilleo, pero otros son capaces de ponernos la piel de gallina y llegarnos al corazón.
Uno de los contenidos que más ternura producen siempre son los relacionados con las mascotas. Cuando nos aparece por arte de magia un vídeo relacionado con perros, por ejemplo, nos lo miramos atentamente durante varios minutos. E incluso a algunos se nos hace imposible aguantarnos las lágrimas en algunos casos.
En este caso se ha viralizado un vídeo en el que un perro de edad más mayor se está planteando si meterse en la piscina mientras sus dos 'colegas', más jóvenes, tratan de impedírselo. Al final no lo logran y, cuando el canino de mayor edad se lanza al agua, sus dos acompañantes se muestran preocupados e incluso uno de ellos se lanza con él. Al final todo queda en una anécdota, pero, desde luego, este vídeo transmite mucha ternura a los amantes de los perros.
¿Pueden los perros meterse en la piscina?
En este contexto, surge la idea de si es recomendable para la salud de nuestros amigos de cuatro patas dejarles darse un baño refrescante en la piscina. Y la respuesta es que sí, puesto que no hay ningún riesgo mayor que pueda perjudicar, de primeras, su bienestar. Eso sí, como en el caso de los infantes, hay que permitírselo siempre teniendo vigilancia por parte de un humano.
Los pocos riesgos a los que se exponen los perros al meterse en el agua son los mismos a los que nos exponemos las personas. Injerir mucho cloro de la piscina puede desembocar en náuseas, infecciones y vómitos. Estar muchas horas al Sol tampoco es nada saludable para los perros, que pueden desarrollar conjuntivitis o irritación de la piel.
También hay que tener en cuenta que, aunque la gran mayoría de perros saben nadar por naturaleza, hay algunos que no. Por eso debemos estar atentos. Además, nunca hay que forzarles a meterse en el agua; si se muestran temerosos, lo mejor es que se queden fuera.
Y, por último, el proceso postbaño también es exactamente igual que en el de un ser humano. El canino debe lavarse con agua natural para extraer de su cuerpo y de su piel cualquier resto químico que haya podido quedar tras el contacto con el cloro.