Tienes una idea, ganas de emprender y la decisión tomada: vas a montar tu propia empresa. Pero entonces llega la parte menos emocionante del proceso… el papeleo. Si no sabes por dónde empezar, tranquilo, no eres el único. Lo bueno es que hay una estructura empresarial que se ha convertido en la opción favorita de los emprendedores: la sociedad limitada.
Este modelo permite empezar con una inversión inicial razonable, protege tu patrimonio personal y ofrece una gestión flexible. Ahora bien, para constituir una sociedad limitada hay que seguir ciertos pasos legales que, si no se hacen bien, pueden alargar el proceso más de la cuenta.
Para que no te pierdas en el laberinto burocrático, aquí tienes una guía clara, sin tecnicismos innecesarios, para que puedas darle forma legal a tu negocio sin complicaciones.
Lo primero: nombre, socios y capital inicial
Antes de meterte en notarios y registros, necesitas sentar las bases de tu empresa.
Elegir el nombre: ni demasiado común ni ya registrado
No puedes llamar a tu empresa como te dé la gana. Debe ser un nombre único y aprobado por el Registro Mercantil Central.
Solicita la certificación de denominación social: Puedes proponer hasta cinco opciones en una sola solicitud.
Debe incluir “S.L.” o “Sociedad Limitada” en el nombre.
No te emociones con la creatividad extrema: Si el nombre es demasiado genérico o se parece a uno ya registrado, te lo rechazarán.
Número de socios y capital mínimo
Puedes montar una sociedad limitada con uno o varios socios. En ambos casos, la responsabilidad está limitada a lo que aporten, sin poner en riesgo su patrimonio personal.
Respecto al dinero, la ley exige un mínimo de 3.000 euros de capital social. Puedes ingresarlo en una cuenta bancaria a nombre de la empresa o aportar bienes (aunque esto complica un poco más los trámites).
Trámites imprescindibles para darle vida a tu empresa
Con el nombre y el capital listos, toca pasar por la parte burocrática.
Estatutos y firma ante notario
Los estatutos son las reglas internas de la empresa: cómo se tomarán decisiones, cómo se repartirán beneficios, cómo se organizará la gestión… Todo debe recogerse en una escritura pública firmada ante notario.
Definir el objeto social: Especificar a qué se dedicará la empresa.
Decidir la administración: Puede ser un administrador único, varios administradores o un consejo de administración.
Normas de transmisión de participaciones: Para regular qué pasa si un socio quiere vender su parte.
Inscripción en el Registro Mercantil
Con la escritura firmada, hay que inscribir la sociedad en el Registro Mercantil de la provincia donde tendrá su sede. Este trámite es obligatorio y sin él, la empresa no existe legalmente.
Conseguir el NIF y darse de alta en Hacienda
La Agencia Tributaria asignará un NIF provisional con el que podrás empezar a operar. Además, hay que presentar el modelo 036 para registrarse en el censo de empresarios y definir el régimen fiscal.
Con estos pasos completados, tu sociedad limitada estará lista para arrancar. El papeleo puede parecer tedioso, pero con una planificación bien hecha, en pocas semanas puedes estar firmando tu primera factura como empresa.