El cambio climático nos está avisando con asiduidad de que está dispuesto a arrebatarnos nuestros bienes más preciados. Son varias las situaciones cotidianas que se están viendo poco a poco modificadas por el aumento de las temperaturas. Una de ellas es, por ejemplo, el café.
Los países históricamente más productores de café -Colombia, Vietnam y Brasil- se están viendo azotados por un crecimiento climatológico que les está impidiendo producir el café como antaño. Si lo normal es que haya 15 semanas de previsión de estos molidos, en la actualidad hay únicamente seis. Y, sin duda, esto es un problema importante.
No obstante, donde muchos ven una crisis, otros han visto una oportunidad. Así lo ha hecho, al menos, Joan Giráldez, el gerente de una empresa catalana que ha empezado a producir su propio café. Lo hace en su terreno de Sant Vicenç de Torelló, en Osona.
Aunque la producción del café está más asociado a tierras con climas tropicales, un estudio que realizaron desde este ente en 2016 les está permitiendo elaborarlo también a temperaturas más bajas. Allí tienen en la actualidad más de 5.000 plantas de café todavía jóvenes y en crecimiento. El empresario prevé que puedan empezar a cosecharlas a partir de mayo del 2025.
¿Cómo se produce el café?
El proceso de producción del café comienza con el cultivo de los cafetos, plantas que crecen en regiones tropicales, principalmente entre los trópicos de Cáncer y Capricornio. Estas plantas tardan entre tres y cinco años en producir sus primeros frutos, conocidos como cerezas de café. Una vez maduras, las cerezas se cosechan, ya sea manualmente o de forma mecanizada.
Tras la cosecha, los granos de café pasan por un proceso de despulpado, donde se separan de la pulpa. Existen dos métodos principales para esto: el método seco, en el que las cerezas se dejan secar al sol antes de retirar la pulpa, y el método húmedo, donde se retira la pulpa inmediatamente después de la cosecha mediante agua. Una vez separado el grano, se procede a su secado, que puede realizarse al sol o con máquinas especiales.
Después de secarse, los granos son tostados, un proceso fundamental que define el aroma, sabor y cuerpo del café. El nivel de tostado, que puede ser ligero, medio o fuerte, influye en el sabor final. Finalmente, los granos tostados son molidos en diferentes grados según el método de preparación deseado (espresso, filtro, etc.) y se envasan para su distribución.
Este complejo proceso, que va desde el cultivo hasta la taza, implica muchos pasos cuidadosos y determina la calidad final de una de las bebidas más populares del mundo.