Algunos lugares quedan asociados para siempre a un nombre, a un talento que trasciende fronteras. Pasa con Lamine Yamal con Mataró, por ejemplo. Mollet del Vallès resuena con orgullo en el mundo del deporte gracias a Alexia Putellas, su hija predilecta y un icono global. La energía de la dos veces Balón de Oro impregna sus calles, un recordatorio constante de que la excelencia puede nacer en cualquier rincón.
Esta ciudad del Vallès Oriental, a un paso de Barcelona, ofrece mucho más que un legado futbolístico. Es un municipio con una marcada identidad, forjada entre el pasado industrial y un presente dinámico que mira hacia la sostenibilidad.
Su ritmo es el de una localidad que sabe combinar la vida urbana con espacios para la calma. Moverse por su centro permite descubrir una comunidad activa y un ambiente acogedor que invita a bajar las revoluciones y explorar sin prisas.

Un pulmón verde a pocos minutos del centro
El verdadero tesoro para el visitante curioso se despliega donde termina el asfalto. Hablamos del Espai Rural de Gallecs, un espacio protegido de más de setecientas hectáreas que Mollet comparte con municipios vecinos.
Este paisaje es un mosaico de campos de cultivo ecológico, bosques y masías tradicionales que desafían el entorno metropolitano. Es la prueba de que la naturaleza y la vida urbana pueden convivir en armonía. Un paseo por sus caminos revela una biodiversidad sorprendente y una tranquilidad difícil de imaginar.
Este rincón ofrece un contrapunto perfecto al bullicio. Recorrer Gallecs a pie o en bicicleta es conectar con un ritmo ancestral, donde el calendario lo marcan las cosechas. ¿Cómo es posible encontrar un paraje así tan cerca de una gran urbe? La respuesta está en la protección de un modelo agrícola sostenible que, además, permite adquirir productos de proximidad directamente de los productores. Se convierte en una experiencia sensorial completa, un viaje dentro del viaje.
Itinerario práctico para una visita completa
Llegar a Mollet del Vallès es sencillo. Las líneas R2 y R3 de Rodalies de Catalunya conectan la ciudad con el centro de Barcelona en aproximadamente media hora. Una vez allí, el centro se recorre cómodamente a pie. No hay que dejar de visitar el Museu Abelló, que alberga la notable colección de arte del pintor local Joan Abelló. Otra buena opción es el curioso Menhir de Mollet, un monumento megalítico de casi cinco metros de altura que nos transporta a los orígenes prehistóricos de la zona.

Para la visita a Gallecs, se recomienda llevar calzado cómodo. El acceso desde el núcleo urbano está bien señalizado, invitando a una caminata regeneradora. La inversión es mínima, limitada al transporte público y quizás a la compra de algún producto local.
El Parc de Can Mulà también es una excelente opción para un descanso. Funciona como un agradable nexo entre la vida de la ciudad y los espacios más naturales que la rodean. Un lugar ideal para entender el espíritu de Mollet.
El legado de Alexia en su ciudad
La huella de la futbolista es visible y un motivo de orgullo local. El campo municipal de fútbol fue rebautizado en su honor, un gesto que simboliza la inspiración que supone para las nuevas generaciones. Visitar Mollet es, en cierto modo, entender el contexto que forjó a una leyenda.
Una ciudad trabajadora, con fuertes lazos comunitarios y un inesperado refugio natural donde la pausa es posible. La combinación perfecta de carácter, historia y paisaje.