Según un estudio dirigido por el Instituto Nacional de Estudios Medioambientales de Tsukuba (Japón), ingerir sardinas o boquerones, supone una gran herramienta para combatir enfermedades y obtener una buena salud alimenticia.
El mismo estudio sostiene que si la sociedad toma consciencia de sustituir el consumo de carne roja por este tipo de pescado, en 2050 se podrían llegar a evitar entre 500.000 y 750.000 muertes alrededor del planeta. Recientemente, la OMS advertía que los casos de cáncer crecerán el 77% para 2050, añadiendo una reflexión muy contundente acerca del consumo de carne roja y su alta probabilidad cancerígena para los humanos, pudiendo provocar cáncer colorrectal, pero también de páncreas y de próstata. Ante semejantes advertencias, habría que tomar muy en serio estas alternativas para nuestra dieta que nos llegan desde Asia oriental.
Desde su creación en 1974, el Instituto Nacional de Estudios Ambientales ha desempeñado un papel importante en la investigación ambiental en Japón. Han conseguido crear una experiencia integradora para abordar cuestiones ambientales a través de la colaboración de sus investigadores y personal con especialidades diversificadas como física, química, ingeniería, agricultura, pesca, medicina, farmacología, derecho/política y economía.
Los problemas del excesivo consumo de carne roja
El informe de este prestigioso instituto viene a confirmar lo que diversas investigaciones han ido advirtiendo durante las últimas décadas. Es un hecho palpable que las personas que consumen mayor cantidad de carne roja, están sometidas a un riesgo elevado de muerte derivado de enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares o por diabetes. Asimismo, las carnes procesadas incrementan estos riesgos. Todo parece indicar que cada vez estamos más sometidos a estos tipos de riesgos para nuestra salud.
Las recomendaciones de este estudio también confirman el valor nutricional de los boquerones y su rica fuente de proteínas, ácidos grasos omega-3, vitaminas D, B12, A y E, así como minerales tales como el fósforo, el calcio y el selenio. Las sardinas también aportan las vitaminas B6 y D, siendo ampliamente reconocidas como una gran opción en el objetivo de contrarrestar posibles enfermedades cardiovasculares.
El consumo de este pescado parece ser una buena solución para combatir las graves amenazas para la salud de las personas. Además, se le añade dos hechos muy significativos: el asequible precio de los mismos y la facilidad por encontrarlos. Los países con rentas más bajas suelen ser los más castigados por problemas de salud derivados de enfermedades cardíacas, por lo que esta recomendación del Instituto Nacional de Estudios Medioambientales de Tsukuba, se vislumbra como un bálsamo muy necesario.