Durante décadas, el gazpacho ha sido el rey indiscutible del verano en las mesas del sur de España. Refrescante, sencillo y lleno de sabor, siempre ha presumido de su origen andaluz. Sin embargo, una nueva polémica ha hecho tambalear este consenso. ¿Y si el gazpacho fuera, en parte, también catalán? La controversia ha estallado con fuerza en redes y medios gastronómicos. Se ha abierto un intenso debate que va mucho más allá de la simple receta.
En los últimos meses, cuentas especializadas en cocina e historia han rescatado publicaciones y estudios donde el gazpacho aparece como receta habitual en casas catalanas desde hace más de medio siglo. Este giro ha sorprendido incluso a muchos expertos, alimentando un encendido intercambio de opiniones. ¿Estamos ante un ejemplo más de cómo la cocina es patrimonio vivo y en constante evolución, o es un intento de apropiación cultural?

El gazpacho: de Andalucía a Catalunya, una historia de recetarios y tradición
Hasta hace poco, nadie ponía en duda que el gazpacho era un emblema andaluz, símbolo de la cultura mediterránea más soleada. Pero el prestigioso "Corpus de la Cuina Catalana", un inventario avalado por la UNESCO que recoge el patrimonio culinario de Catalunya, ha incluido el gazpacho entre sus recetas tradicionales.
¿Qué ha motivado este cambio? La respuesta está en los criterios objetivos que maneja el propio Corpus. Para ser considerado plato catalán, debe haber referencias escritas de al menos 50 años, elaborarse en diferentes zonas del territorio y no estar vinculado exclusivamente a familias de origen andaluz.
Así, la investigación ha documentado que en muchos hogares catalanes el gazpacho se preparaba y disfrutaba mucho antes de la explosión mediática de la cocina fusión. Antiguos recetarios familiares y testimonios de abuelas de diferentes comarcas respaldan que esta sopa fría era tan habitual como el pan con tomate en veranos calurosos.
Los antropólogos explican que esto es fruto de los intercambios migratorios del siglo XX, cuando muchas costumbres culinarias se asentaron en nuevas regiones gracias al trasvase de personas y recetas.
¿Qué dicen los expertos?
No han tardado en llegar las reacciones. Usuarios andaluces han defendido la autenticidad del gazpacho como parte esencial de su identidad, recordando que el tomate, el ajo y el pan remojado son señas inconfundibles de su herencia. Por su parte, chefs y gastrónomos catalanes reivindican que la inclusión del gazpacho en el "Corpus" no es una ocurrencia reciente, sino el resultado de un riguroso proceso académico y popular.
Figuras como Ada Parellada o Joan Roca han aportado su visión en entrevistas y directos de Instagram. Han destacado que las recetas evolucionan con el tiempo y se adaptan a los nuevos territorios donde arraigan.

En Twitter y TikTok se han viralizado vídeos de cocineros preparando gazpacho "a la catalana", con variantes propias como añadir manzana o un toque de vinagre de cava. Han reivindicado que la tradición culinaria no es un bloque inamovible. Otros, sin embargo, denuncian que se diluye el origen andaluz en aras de la moda gastronómica.
El debate ha llegado incluso a programas de radio y televisión, donde se han enfrentado voces de ambos territorios con argumentos tan apasionados como documentados. Se ha recordado que muchas recetas hoy universales, como la pizza o el croissant, tienen historias de ida y vuelta entre países y culturas. El gazpacho, según algunos, solo es el último caso de esta tendencia.