Felipe VI ha notificado a sus sobrinos, incluidos Irene Urdangarín y sus hermanos, que no podrán estar el Palacio de la Zarzuela del 27 de julio al 7 de agosto. Esta decisión, que ha causado un revuelo en los círculos de la monarquía española, da a entender que el rey español - y posiblemente Letizia por detrás - quieren seguir distanciándose tanto de los Marichalar como de los Urdangarin.
Desde hace tiempo, Felipe VI ha mantenido una postura clara y directa con relación a su familia extendida. En los últimos años, ha sido necesario distanciarse de ciertos miembros de la familia Borbón para preservar la imagen de la corona y mantener la confianza de sus subditos, algo que tiene perdido ya en zonas como Catalunya o Euskadi.
La reciente notificación a Irene Urdangarín y sus hermanos y a los Marichalar es un ejemplo más de esta política. La Zarzuela, residencia oficial del Rey y la Reina españoles, ha sido un punto de encuentro para varios miembros de la familia real, quienes a menudo se alojan allí durante sus visitas a Madrid. Sin embargo, esta situación parece haber llegado a un punto crítico.
La decisión de Felipe VI de pedir a sus sobrinos que abandonen el palacio durante un periodo específico no es arbitraria. Del 27 de julio al 7 de agosto, el Felipe VI y Letizia Ortiz estarán en Palma de Mallorca, y parece que desean asegurar que la Zarzuela permanezca vacía en su ausencia. Esta medida también se extiende al Palacio de Marivent, la residencia de verano de la familia real en Mallorca, donde no quieren líos.
La mala relación familiar viene de lejos
Esta medida puede entenderse mejor si tenemos en cuenta las tensiones dentro de la familia real. Desde el escándalo del caso Nóos y otras controversias asociadas con el exrey español Juan Carlos I, Felipe VI ha intentado distanciarse de estas sombras. La presencia constante de sus sobrinos en el palacio, y las visitas frecuentes de otros miembros de la familia, han complicado esta tarea.
Letizia Ortiz, conocida por su estricta gestión de la imagen y actividades de sus hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, también ha influido en esta decisión. La Reina ha sido clara en su deseo de evitar cualquier asociación negativa que pudiera afectar el futuro de sus hijas. Muchos expertos en monarquía han criticado de forma habitual a la reina española por esta actitud. Aunque sea la reina consorte queda claro que la que manda es ella.