En su edición del pasado 27 de abril, el Diario de Andorra publicó una entrevista muy interesante realizada a una chica argentina de 24 años, que lleva un año y medio viviendo en el Principado de Andorra.
Licenciada en turismo y dependiente de un comercio, Mariana Damm está encantada con su vida andorrana y muy agradecida con el trato recibido. Se siente muy bien acogida y adora las posibilidades y el nivel de vida que ha podido conseguir. Sin embargo, lo más llamativo de la entrevista realizada por la periodista Zaida Borrell es la naturalidad con la que la chica argentina contextualiza su interés por hablar el catalán. Algo que debería ser tan obvio y natural, se percibe como una rara avis teniendo en cuenta la poca predisposición de la mayoría de personas de habla no catalana por aprender el idioma.
Una decisión ejemplar
El sentido común de Mariana no suele ser aplicado por casi ningún compatriota suyo ni por muchos inmigrantes de cualquier otra nacionalidad que se establecen en Andorra o en Catalunya. Para esta argentina respetuosa con la tierra que la ha acogido, el hecho de aprender y hablar el catalán es de una lógica aplastante: si es el idioma oficial, ¿por qué no lo va a aprender? A pesar de que no es ninguna obligación, ni mucho menos, en su forma de entender la adaptación a un país nuevo, el comunicarse con el idioma oficial facilita la integración y favorece su bienestar.
Para Mariana Damm, "El catalán es una lengua muy interesante y bonita de escuchar. Me gusta aprender la lengua disfrutando mientras la hablo. Al ser argentina mi pronunciación es distinta y cuando hablo con la gente se da cuenta. Entonces tengo que modificar el acento poco a poco". Toda una demostración de afecto, respeto e integración que, desgraciadamente, muchos ni entienden, ni valoran. Mariana también hace referencia a la comodidad de muchos porque al tratarse de países que entienden el castellano, genera que no se esfuercen en aprender el catalán.
Sin embargo, para esta argentina tan integrada en el principado: "una persona que llega a otro país va en busca de sueños y aprender la lengua del sitio donde te instalas es la forma correcta para acabar de incluirte y entender a la gente". Ojalá el ejemplo de Mariana Damm sirva para concienciar a todos aquellos que no dan la mínima importancia a las lenguas oficiales y al patrimonio cultural que suponen. Comprobando algunas de las opiniones que se encuentran en la publicación de la entrevista, queda en evidencia que todavía hay mucho trabajo por hacer y que se necesitan más personas como Mariana.