Un perrito pequeño de pelaje blanco aparece en dos posiciones diferentes dentro de una habitación, en la primera imagen está de pie sobre el suelo y en la segunda está acostado en la orilla de una cama.

El efectivo remedio de un perrito contra el calor

Descubre por qué los perros buscan superficies frías para refrescarse y cómo replicar su instinto

En los días más ardientes del verano, un vídeo publicado por @jcarlos2001 en X ha generado más de 160 millones de visualizaciones. En él se muestra un perrito recorriendo su casa hasta tumbarse sobre una alfombra aparentemente común. Detrás de este gesto se encuentra una lección instintiva de termorregulación canina que puede marcar la diferencia entre confort y un golpe de calor.

Movimientos estratégicos para hallar frescor

En el clip se observa cómo el perro camina por distintas superficies, como parquet y baldosas, hasta detenerse en la alfombra. Esa elección no es casual: muchas veces los perros deciden tumbarse en una simple alfombra porque retiene menos calor que otros lugares. Su comportamiento responde a siglos de evolución, que le enseñan a buscar espacios frescos sin ayuda humana ni aparatos sofisticados.

El cuerpo del perro frente al calor

Contrariamente a los humanos, los perros no sudan; su principal vía de enfriamiento es el jadeo. Sin embargo, esto no siempre basta cuando las temperaturas se disparan. Además, regulan el calor a través de zonas con poco pelo y de su propio contacto con superficies frías. Mojar al perro parece una buena idea hasta que se convierte en error: mojar su lomo, especialmente si tiene doble manto de pelo, puede atrapar humedad entre capas y actuar como un efecto lupa bajo el sol.

Perro mirando por la ventana con las patas delanteras apoyadas en el marco.
Perro mirando por la ventana | Adobe Stock

Formas erróneas como estas abundan: desde llenar de agua una manguera para rociar la espalda del perro hasta creer que cualquier superficie húmeda es refrescante. Los expertos advierten que estas prácticas pueden exacerbar el calor en lugar de mitigarlo. El adiestrador Alan Peiró, de Narices Húmedas, subraya que muchos perros “sufren más por el mal cuidado ante el clima que por el clima en sí”.

Lo que ayuda contra las altas temperaturas

Las recomendaciones de los especialistas no pasan por medidas extremas. Desde Córdoba, la veterinaria Carmen Albéndiz aconsejó en “Hoy por Hoy” no rapar razas de doble capa como el husky; solo recortar para mantener la protección natural. También aclaró que mojar zonas clave como la barriga y las patas favorece una disipación efectiva del calor, pues esas áreas tienen pocos pelos y están cerca de los vasos sanguíneos.

El fenómeno es físico y biológico: esas zonas permiten que el agua fría enfríe la sangre superficial, y al circular, reduce la temperatura corporal sin necesidad de empapar el resto del cuerpo. Así se evita el efecto lupa y se refresca de forma segura.

Una lección viral

El vídeo de @jcarlos2001 atrae tanto porque no hay truco ni máquina de por medio, solo el sentido común del perro. En un instante, el animal nos enseña que la observación y la empatía pueden bastar para mejorar su bienestar. El gesto simple, de buscar una alfombra fresca, ha captado la atención del público porque resume un hábito poderoso que está al alcance de cualquiera y que no cuesta nada replicar.

Con el calor intensificándose cada verano, aprender de los perros y comprender su lenguaje corporal se vuelve esencial. Este caso no es solo una noticia viral: es un incentivo para cuestionar gestos automatizados y optar por soluciones naturales. Este pequeño perrito ha ofrecido una clase sobre termorregulación canina sin necesidad de palabras.