Un cachorro con un babero decorado espera mientras una persona prepara su comida con croquetas y leche en un plato

El divertido baile de un perrito antes de ponerse a comer

El ritmo antes del bocado: cuándo la excitación se convierte en danza

En escena aparece un perro que, antes de lanzarse a su cuenco, ejecuta una coreografía que ha derretido las pantallas de más de un amante de los animales. El vídeo original, publicado en X por la cuenta PuppiesIover, acumula millones de vistas.

La alegría anticipada

El clip nos muestra a un perrito de raza pequeña, de pie sobre sus patas traseras, dando saltos rítmicos junto al plato. Esa danza comienza justo cuando el comedero hace ruido al colocarle la comida. No ocurre por casualidad. Según expertos en comportamiento animal, los perros aprenden a asociar estímulos—como el tintineo del cuenco—con la recompensa. Esa relación causa una activación emocional previa, que puede traducirse en movimientos frenéticos o bailoteos espontáneos.

Este estímulo no es exclusivo de este vídeo. Un usuario en Reddit observó que muchos dueños graban a sus mascotas haciendo movimientos similares al percibir un estímulo positivo. Sin embargo, otros en el foro advierten sobre comportamientos repetitivos o desordenados que podrían indicar estrés o exceso de estimulación.

Un perro pequeño de pelo largo está sentado en un sofá junto a una manta a cuadros y un cojín amarillo, mientras un bebé recostado en un cojín rosado aparece en primer plano
Perro en el sofá | Twitter, XCatalunya

Ritmo y conducta

El baile del perro antes de comer no es instintivo como esconder huesos o escarbar. Es una conducta aprendida. Según estudios sobre "canine freestyle", los perros pueden aprender a responder con movimientos coordinados ante música o señales visuales, pero no suelen hacerlo de forma espontánea topendsports.com+1storage.googleapis.com+1. Así pues, sin una enseñanza previa, pocas mascotas desarrollarían ese baile “por gusto”.

En este caso, el ruido del cuenco actúa como señal de inicio. El perro anticipa la recompensa, su nivel de dopamina aumenta, y su cuerpo responde con una descarga de energía. Es algo normal y muchas veces divertido. Lo sorprendente es que, si se repite consistentemente, el animal interioriza el gesto.

Reacciones en redes

El vídeo original se viralizó en X, donde numerosos usuarios lo calificaron de “tierna expresión de felicidad canina”. Sin embargo, otros advirtieron sobre los riesgos de un sobreestímulo constante. En cuentas especializadas en comportamiento animal, se señaló que lo importante no es detener la diversión, sino mantener un equilibrio: recompensar sin fomentar obsesión.

Un perro acostado mirando hacia la cámara y un niño tapándose los oídos frente a una puerta para mascotas señalada por una flecha roja
Perro durmiendo dentro de una lavadora | Canva Pro, XCatalunya

Por ejemplo, en un blog de entrenamiento se explica que estimular anticipación está bien, “siempre que el perro retenga control y no desarrolle ansiedad por la comida”. La clave está en ofrecer variedad: recompensas en otros momentos, practicar ejercicios de autocontrol como esperar sentado o ignorar la comida hasta recibir una orden.

Comida fraccionada

En veterinaria conductual se habla de reforzamiento positivo moderado: ofrecer premios sin crear dependencia. El baile no es dañino si el perro lo hace con relajación. Pero, si esa conducta se intensifica, puede derivarse en ansiedad o comportamiento compulsivo. Por eso, los profesionales recomiendan dividir la comida en raciones, ofrecer la recompensa tras señales calmadas y variar el tipo de estímulo.

El video que nos regaló una sonrisa es solo el principio de una reflexión. Las actitudes que salen de la normalidad, a veces pueden ser indicadores de problemas que necesitan de una intervención.