La mayoría de los amantes de los perros conocen a los corgis por ser la raza favorita de la reina Isabel II. Sin embargo, hay un dato poco comentado que conecta directamente su anatomía única con su función histórica, y recién ha comenzado a viralizarse en redes gracias a una cuenta que difunde curiosidades caninas.
Las patas pegadas al suelo y su gran propósito
Los corgis no son simplemente “lindos y bajos”, están diseñados así para pastorear. Originalmente criados en Gales, estos perros actúan como “heelers” o mordedores de tendones, lo que significa que su altura reducida les permitía correr cerca del suelo y evitar ser pisados por el ganado, mientras lo guiaban con precisión.
Además, su cuerpo robusto y energía sorprenden: pueden alcanzar hasta 40 km/h y tenían una resistencia muy superior a lo esperado. Todo esto confirma que su diseño no es casualidad, sino evolución práctica. La inteligencia no es solo parte de su encanto visual.

De hecho, el corgi galés de Pembroke figura en el puesto 11 de un popular ranking de inteligencia canina entre 110 razas. Esto implica que aprenden con rapidez, retienen comandos y, en ocasiones, pueden incluso engañar a sus dueños si no reciben suficiente estímulo. Su alta capacidad cognitiva requiere entrenamiento consistente desde cachorros, ideal para evitar comportamientos como el mordisqueo de talones.
Dos versiones con historias distintas
Muchos no saben que existen dos variantes reconocidas: el Pembroke (sin cola o con cola corta) y el Cardigan (más grande y de cola larga). Ambas razas divergen desde hace casi un siglo: aunque las diferencias genéticas determinantes se acentuaron hacia 1934, sus raíces pastorales se remontan a la Edad Media. En cuanto al nombre, “corgi” procede del galés cor (“enano”) y gi (“perro”), lo que refleja perfectamente su físico compacto.
Un tuit reciente de la cuenta "DiloConPerritos" ha sacado a la luz esta conexión evolutiva. Desde entonces, ha despertado debates en foros y comentarios donde muchos dueños reconocen haber notado instintos de pastoreo durante paseos o juegos. Además, en Instagram y cuentas especializadas se multiplican las anécdotas donde usuarios explican que su corgi sigue “mordiendo talones” cuando ven correr a otros perros, y se sorprenden al entender por qué lo hacen.

Este hecho no solo revela su pasado, también genera una ola de interés educativo con finalidades prácticas: entender por qué ciertos comportamientos deben canalizarse con juegos inteligentes e incluso deporte canino.
Lo que dicen los profesionales
Heather Masch, dueña de Lizzy, señala que "quien tiene un corgi debe estar dispuesto a ser más inteligente que él". Esta afirmación no rompedora, pero sí incisiva, destaca la importancia de la estimulación mental.
Desde Purina, recomiendan combinar ejercicio diario con entrenamiento temprano, dado que la raza conserva el vigor ancestral del pasado ganadero. Veterinarios también advierten: debido a su predisposición genética a ser activos, los corgis en pisos sin suficiente salida pueden desarrollar sobrepeso, que luego causa problemas de columna.
Más allá del encanto visual
El reciente dato viral sobre su función como heelers nos invita a ver a los corgis con ojos nuevos: cada salto, trote o ladrido tiene un porqué histórico. No son solo “perros de compañía adorables”, son herederos de siglos de trabajo con ganado, inteligencia práctica y adaptabilidad ejemplar.