A veces, los rankings internacionales logran lo que ni el debate público ni las cifras de población pueden conseguir: reabrir la eterna rivalidad entre dos grandes ciudades del sur de Europa. Sin embargo, cuando una nueva investigación coloca a una ciudad por encima de otra en aspectos tan fundamentales como la seguridad y la movilidad para los más pequeños, el resultado no deja indiferente a nadie. Y en este caso, las diferencias no son solo una cuestión de percepción.
Un informe europeo que cambia el relato
El reciente informe “City Ranking 2025: Carrers oberts per a la infància, ciutats per a totes les persones”, elaborado por la influyente campaña europea Clean Cities, ha sido claro y contundente. A pesar de que París lidera el listado continental, situándose en lo más alto por su capacidad de ofrecer seguridad y accesibilidad a la infancia, una ciudad española ha conseguido posicionarse entre las diez mejores: Barcelona. La capital catalana aparece en séptima posición, bastante por delante de otras urbes del Estado, incluidas Madrid y Zaragoza, que se quedan en los puestos 26 y 28 respectivamente.
El estudio, elaborado a partir de datos verificados y actualizado para este 2025, analiza aspectos clave como la facilidad y la seguridad con la que los niños pueden desplazarse de manera autónoma, ya sea a pie, en bicicleta o utilizando otros medios sostenibles. Clean Cities, la entidad que impulsa el ranking, agrupa a más de 160 organizaciones europeas y españolas que trabajan para promover la descarbonización del transporte urbano, y entre sus miembros se encuentran entidades como ECODES, Ecologistas en Acción, ISGlobal o la Plataforma de Infancia.
Por qué Barcelona destaca: pacificación y movilidad activa
Según los autores del informe, Barcelona se ha convertido en la ciudad española mejor valorada en la pacificación del tráfico y la promoción de la movilidad activa. Uno de los puntos fuertes ha sido la implementación de iniciativas como el programa “Protegim Les Escoles”, dirigido a garantizar entornos seguros para los escolares. Aunque todavía solo el 4,5% de las escuelas de la ciudad están situadas en calles consideradas escolares —según el estándar europeo—, la existencia de un plan concreto y la inversión en esta dirección han marcado la diferencia respecto a otras grandes capitales del Estado.
En cambio, Madrid, pese a sus esfuerzos por limitar la velocidad y mejorar algunas infraestructuras, ha recibido una puntuación muy baja en la creación de calles escolares y en la disponibilidad de carriles bici protegidos, factores que resultan determinantes a la hora de garantizar la movilidad autónoma y segura para la infancia. Zaragoza, por su parte, queda incluso más rezagada, lo que revela un reto pendiente para muchas ciudades españolas.
Las claves del ranking: calles escolares, carriles bici y velocidad
El informe se basa en tres indicadores fundamentales: la existencia de calles escolares, la cantidad y calidad de los carriles bici protegidos y la implantación de límites de velocidad a 30 km/h en el conjunto de la ciudad. Londres, por ejemplo, destaca por haber implementado más de 500 calles escolares, mientras que ciudades como París y Milán sobresalen por su amplia red de carriles bici protegidos, cubriendo casi la mitad de su infraestructura viaria.
En el ámbito español, aunque las tres grandes ciudades han avanzado en la limitación de velocidad gracias a los cambios normativos de 2021, solo Barcelona ha conseguido una puntuación notable en movilidad activa y pacificación del tráfico. Ni Madrid ni Zaragoza han logrado convencer a los evaluadores europeos debido a la falta de control sobre los límites de velocidad y la escasa protección de las rutas ciclistas.