La pregunta sobre si comer después de las 20:00 horas realmente engorda más ha sido objeto de numerosos debates, pero Boticaria García aclara que, aunque los ritmos circadianos juegan un papel en la digestión y el metabolismo, no hay una "hora mágica" a partir de la cual todo lo que ingerimos nos hace ganar peso automáticamente. Sin embargo, lo que sí se ha descubierto es que comer tarde, especialmente cerca de la liberación de melatonina (hormona que regula el sueño), puede tener efectos sobre nuestro cuerpo.
Según la experta, investigaciones recientes sugieren que comer más cerca de la hora de dormir podría influir en varios procesos del organismo, como aumentar la liberación de colesterol, disminuir el gasto energético en reposo y reducir la tolerancia a la glucosa. Estos factores, aunque no determinan que se engorde directamente al cenar más tarde, sí pueden contribuir a una acumulación de grasa corporal y, con el tiempo, estar relacionados con problemas de salud como la obesidad, enfermedades cardíacas y diabetes.
No obstante, Boticaria García también se asegura de eliminar los dramas: cenar a las 9 de la noche ocasionalmente no va a causar una subida drástica de peso, ni mucho menos. El verdadero problema surge cuando, de manera habitual, se realizan cenas copiosas o ricas en grasas y azúcares justo antes de ir a dormir. Esto puede dificultar la digestión y llevar a un peor metabolismo de los nutrientes ingeridos.
Los consejos de Boticaria García
Uno de los consejos clave que ofrece Boticaria es evitar los grandes banquetes a última hora del día y dejar, al menos, un par de horas entre la última comida y el momento de ir a dormir. Esto no solo favorece la digestión, sino que también permite que el cuerpo descanse mejor sin tener que trabajar en procesar una gran cantidad de alimentos durante el sueño.
Otro aspecto importante que destaca es que lo que comemos y cuánto comemos sigue siendo más relevante que el cuándo lo hacemos. La ciencia sugiere que es preferible concentrar las comidas principales durante las horas del día, cuando nuestro cuerpo está más activo y preparado para utilizar la energía de manera eficiente. Durante la noche, nuestro metabolismo se ralentiza y es menos eficiente en la quema de calorías, por lo que una comida copiosa puede tener más probabilidades de almacenarse como grasa.
Además, Boticaria García resalta que, aunque los ritmos circadianos influyen en la digestión, no hay un "hechizo" que se active exactamente a las 20:00. El cuerpo no empieza automáticamente a acumular grasa solo por comer pasada esa hora, sino que el contexto completo de la alimentación y el estilo de vida de una persona es lo que tiene un impacto real.