Con una escueta respuesta del perfil oficial de Consum en X (Twitter) en el que se precia: “Hola Claudia. En Consum los trabajadores han de esforzarse para aprender el idioma, pero no tienen la obligación de hablarlo. Gracias. Saludos”, la cadena de supermercados provocó una notoria polémica en esta red social.
Esta réplica de la cooperativa valenciana viene derivada de un tuit publicado por una activista del catalán, llamada Clàudia Viladrich, en las que reclamaba textualmente: “a ver si en las tierras de habla catalana contratáis personal que sepa hablar nuestra lengua o no vuelvo más”. El intercambio de tuits no se terminó ahí, puesto que tras la respuesta recibida por parte de la cadena de supermercados, Viladrich volvió a la carga con “Pero la lengua del imperio, sí”.
En el centro habitual de la polémica
A lo largo de los últimos años, Consum se ha envuelto en varias polémicas a causa de sus decisiones de etiquetaje, que a menudo menosprecian la lengua catalana, e incluso han llegado a retirar etiquetas en valenciano. En 2018 ya buscaron la forma de salir del paso a las críticas recibidas, con un tuit en el que se podía leer: “Presentes en 6 comunidades y con más de 700 supermercados, la decisión de etiquetar nuestra marca propia en castellano, ha sido avalada con nuestros socios-clientes y aprobada, como cooperativa, a fin de mejorar la legibilidad de nuestros productos”.
En la misma cadena de tuits que se iniciaron con la reclamación de Claùdia Viladrich, otros usuarios compartían opiniones en las que alertaban que nunca utilizan el catalán como primera opción a pesar de que muchos de sus trabajadores son catalanes y se preguntan si se les ha prohibido el uso del catalán como lengua de entrada. Otros, pedían que si realmente no quieren a clientes de habla catalana que lo digan y listos. Y así un largo etcétera de opiniones muy críticas con la desazón de Consum con respecto a la lengua catalana.
La controversia hizo incluso que intervinieran desde el perfil de la asociación Acció pel català en el que abrían una reflexión particularmente descriptiva: “Pensábamos que respectabais los derechos lingüísticos de vuestros clientes. No es suficiente con esforzarse. Lo haremos saber y lo tendremos en cuenta a la hora de recomendaros”.
Si una cosa está muy clara es que desde Consum deben replantearse muchas de sus decisiones en su relación con el catalán y en su forma de tratar las demandas por el menosprecio de la lengua oficial de Catalunya, o realmente sus problemas no harán más que incrementarse.