Banco Santander ha encendido todas las alarmas esta semana con un mensaje urgente dirigido a sus clientes: refuerza tus contraseñas y activa todas las herramientas de seguridad disponibles. Vamos a desgranar por qué esta llamada cobra especial relevancia en un entorno digital cada vez más hostil, y cómo actúa la entidad para blindar tanto a particulares como a empresas.
Contexto económico y de ciberseguridad
En pleno auge de las fintech y la transformación digital, las amenazas cibernéticas han escalado con fuerza. Según datos recientes del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE), en 2024 se reportaron 97.348 incidentes en España, un incremento del 16,6 % respecto al año anterior. Además, la inteligencia artificial ha potenciado tanto la sofisticación de los ataques como la capacidad de las herramientas de defensa.
Estos datos reflejan una realidad ineludible: la ciberseguridad ya no es un aspecto técnico secundario, sino una pieza central para la estabilidad económica y la confianza del consumidor.

La campaña del Mes Mundial de la Contraseña
Coincidiendo con el Mes Mundial de la Contraseña, Santander ha activado una campaña global, que incluye una acción simbólica en España: sustituyó su nombre en dos sucursales por una serie de asteriscos, recordando que incluso lo obvio puede esconder vulnerabilidades.
Además, la entidad desplegó activaciones digitales y de marketing. En redes, calendarios, bufandas de equipos deportivos y teclados pasaron a mostrar asteriscos, evidenciando las contraseñas más comunes. Y se retó a influencers para descifrar cajas fuertes con contraseñas sugeridas por sus seguidores.
Esta estrategia persigue educar de manera visual y emocional: que el concepto de contraseña débil cale en el público.
Riesgos reales: contraseñas y métodos de estafa en aumento
Las cifras son alarmantes: el 90 % de las contraseñas siguen sin cumplir con estándares mínimos; Deloitte encontró que el 91 % falla en seguridad básica. Kaspersky añade que un 45 % puede romperse en menos de un minuto, otro 14 % en menos de una hora, y un 14 % restante en menos de un mes; en resumen, solo una de cada diez claves se mantiene fuerte.
En paralelo, los fraudes han evolucionado: la banca móvil ahora se enfrenta al smishing, variantes de phishing vía SMS, y al fraude del CEO, donde se simula el rol de un alto cargo para solicitar transferencias urgentes.
Un caso reciente y sofisticado ha sido desvelado por la criminóloga María Aperador: el “préstamo mal asignado”. El usuario recibe un SMS alertando de un préstamo falso y se le pide realizar una devolución vía otro SMS que, tras indicarte un código, desvían tu llamada para ejecutar la transferencia sin tu consentimiento. INCIBE y Santander advierten: no introduzcas códigos ni pulses enlaces sospechosos.

Las estrategias de Santander para protegerte
- Contraseñas seguras: recomendación de claves de al menos 12–18 caracteres, mezclando mayúsculas, minúsculas, números y símbolos; evitando referencias personales; y surgiendo del uso de passphrases combinadas.
- Autenticación multifactor (MFA): activación de segundo factor (SMS, app o biometría con huella facial en Santander Key), que prolonga el tiempo de hackeo a trillones de años.
- Gestores de contraseñas: fomento de herramientas seguras para almacenar claves únicas sin tener que memorizarlas todas
- Actualizaciones y educación continua: mantener apps y sistemas al día, activar actualizaciones automáticas, y forma parte de un programa de ciber-difusión y contenido educativo en el blog y la app.
- Solución técnica avanzada: integran IBM Trusteer Rapport para proteger los accesos web.
- Formación para empresas: campañas para concienciar sobre phishing, smishing, spoofing, y fraude del CEO, como recogido en el blog de ciberseguridad de Santander.
Desde la perspectiva económica, todo esto tiene relevancia: una brecha en la confianza digital supone un riesgo elevado para el sistema financiero. Una fuga de datos masiva o un ciberataque a gran escala pueden mermar la reputación del banco y aumentar su coste de cumplimiento regulatorio.
Por ello, tu responsabilidad es clave. Como señala Santander: no basta con tener contraseña; conviene que sea robusta, única, gestionada correctamente, y que actives todos los mecanismos de seguridad disponibles.
Una sola clave mal gestionada puede abrir una puerta que las instituciones ya están cerrando por ti.