La jornada de Royal Ascot del miércoles prometía una reaparición espectacular de la princesa de Gales junto al príncipe William. Sin embargo, en un giro de última hora, la agenda se vio tambaleada, dejando a seguidores y medios expectantes ante los entresijos de esta decisión real.
Una cancelación casi en el carruaje
A pocas decenas de minutos del inicio del desfile de carruajes, el nombre de Kate Middleton desapareció de la programación oficial. Había estado previsto que acompañara a Guillermo en el segundo carruaje.
Según Kensington, la princesa se sintió “decepcionada” pero era necesario “encontrar el equilibrio” tras su regreso público tras la lucha contra el cáncer. En cuestión de media hora, el príncipe pasó al primer carruaje, escoltado por su padre y la reina Camila, un ajuste que reflejó que la ausencia fue repentina pero estaba coordinada.

El cambio desató cierta confusión dentro del Palacio, descrita como “caos y pánico” por personas cercanas a los medios británicos. A pesar del revuelo interno, desde el entorno real se quiso recalcar que no se trataba de una emergencia médica, sino de una decisión orientada al bienestar de la princesa.
Un experto real pone paz al revuelo
El especialista Russell Myers, de ‘The Mirror’, subrayó la importancia de respetar los tiempos de Kate en esta fase. “No hay mayor indicio de que quien se recupera de un cáncer necesite tomarse las cosas con calma”.
Recordó que, tras anunciar su remisión en enero, ella misma resaltó que volvería de manera gradual, un mensaje que ha respaldado con su calendario reciente. Myers también mencionó el calor intenso que ha acompañado a los actos de esta semana, señalando que tras cumplir con el Trooping the Colour y la Orden de la Jarretera, a Kate “quizás le ha venido demasiado”.

La crónica de una semana ajetreada
Kate empezó la semana con una visita al museo V&A East Storehouse y siguió brillando en la tradicional parada militar del Trooping the Colour el 14 de junio. Apenas dos días después, el 16, volvió a los actos oficiales en Windsor por la Orden de la Jarretera. Al mismo tiempo, la ola de calor británica aumentó el esfuerzo físico para cualquier evento al aire libre.
Aunque Royal Ascot no es un compromiso esencial, su importancia como cita de la alta sociedad británica lo convierte en un evento altamente simbólico. En 2024 Kate ya se ausentó por su tratamiento oncológico, y este año la prudencia sigue guiando sus apariciones hola.com.
La familia se muestra unida
Mientras el príncipe Guillermo tomó las riendas del desfile con naturalidad, mostró imagen serena junto a su madre, Carole Middleton, y su cuñada Alizée Thévenet, que hicieron acto de presencia para arropar a la familia. Las redes de seguidores reales interpretaron este apoyo como una señal de contención emocional y respaldo incondicional.

En plataformas sociales, muchos elogiaron el autocuidado de Kate y el mensaje que transmite sobre la salud mental y física de las figuras públicas. También se subrayó el cambio en la comunicación real, cada vez más enfocada en sus causas en lugar de su vestuario.
Un regreso con propósito
Este episodio revela una línea clara en la estrategia del Palacio de Kensington: ajustar las presencias de Kate a compromisos significativos, sin forzar su ritmo natural. Cada aparición se convierte en una declaración de fortaleza y propósito, más que en un acto de protocolo.
Con una mirada centrada en causas benéficas —incluido su rol como copatrocinadora de The Royal Marsden—, la princesa demuestra que el regreso triunfal pasa por la sostenibilidad personal y el impacto medible.

Ascot redefine el retorno de la princesa
La ausencia de Kate en Ascot no implica una retirada, sino una pausa táctica. Lo que se viene quizás sea otro evento donde su presencia tenga peso simbólico. Hasta el cierre del festival el 21 de junio, aún podría sorprender.
Su equipo ya ha dejado claro que cada aparición desde ahora será meditada y cargada de mensaje. Con un camino marcado por la prudencia, el enfoque de Kate refleja el nuevo ritmo del papel moderno de la realeza.