El histórico apagón que sumió ayer en la oscuridad a toda la península ibérica generó una situación tan insólita que, por momentos, parecía que habíamos viajado en el tiempo a los años 90. Calles llenas de personas con retransmisores en la mano, niños jugando libremente en los parques y hogares que únicamente podían cocinar gracias a cocinas de gas o butano, recordaron un pasado no tan lejano pero que parecía olvidado.
En medio de esta situación extraordinaria, la chef y divulgadora gastronómica Maria Nicolau causó sensación con un tuit que rápidamente se volvió viral en las redes sociales. Fiel a su estilo provocador y humorístico, Nicolau presumía de estar perfectamente preparada para la crisis energética que paralizó el país. En su mensaje afirmaba de forma contundente: "Moriré abrazada a cincuenta bombonas de butano, motherfuckers".
Cocinar con butano, la solución más efectiva
Con su característico tono humorístico, la reconocida chef destacaba indirectamente la importancia de disponer de sistemas alternativos a la electricidad para cocinar en situaciones de emergencia. Y es que, en medio del caos, aquellos hogares que aún conservan cocinas de gas o butano pudieron seguir haciendo vida relativamente normal, preparando alimentos calientes sin necesidad de recurrir a la electricidad.

Este tuit no solo generó risas y comentarios divertidos en las redes, sino que también puso sobre la mesa una reflexión más profunda acerca de cómo la dependencia excesiva de la electricidad puede afectar gravemente nuestras vidas cotidianas en momentos críticos.
Nostalgia de los años 90
La jornada del apagón fue, además, una inesperada invitación a la nostalgia. La escena de niños jugando en parques, la ausencia de pantallas y la presencia de radios portátiles, linternas y aparatos analógicos devolvieron, aunque de manera forzada, a muchas personas a un estilo de vida más sencillo y menos tecnológico. Este retroceso temporal accidental tuvo efectos curiosos en la sociedad, creando un ambiente comunitario que recordaba las décadas anteriores al boom tecnológico.
El mensaje de Maria Nicolau, además de divertido, sirve para plantear preguntas serias sobre la vulnerabilidad de nuestra sociedad ante crisis energéticas. Su defensa, aunque cómica, del tradicional sistema de bombonas de butano es un recordatorio oportuno de que, a veces, las soluciones más efectivas son aquellas que no dependen exclusivamente de sofisticadas infraestructuras tecnológicas.
Al final del día, la imagen de Maria Nicolau abrazando simbólicamente sus cincuenta bombonas de butano se convirtió en una metáfora divertida, pero relevante, sobre la necesidad de mantener cierta autonomía energética y estar preparados para situaciones inesperadas como la vivida ayer en España y Portugal.