El rey Carlos III ha disminuido su agenda y sus apariciones por motivos de su tratamiento contra el cáncer. Mientras, su hermana, la princesa Ana, se ha mantenido imparable. Está a punto de celebrar su 75º cumpleaños y no solo sigue al pie del cañón, sino que lo hace con más intensidad que nadie.
Entre el año 2024 y el año 2025, la princesa ha encabezado el mayor número de actos oficiales y no es la primera vez. Por cuarto año consecutivo, se posiciona como la royal más activa de la institución.

Los planes que descolocaron al rey
Según una fuente cercana citada por The Times, la princesa ha comenzado a plantearse su retirada, pero a su estilo: lenta, medida y muy lejana. Su idea es empezar a reducir su agenda a los 80. Y retirarse por completo, como hizo su padre, el duque de Edimburgo, cuando alcanzó los 90.
Esta revelación habría sorprendido a Carlos III, sobre todo por el peso institucional que Ana ha sostenido en tiempos difíciles. Con Carlos III y la princesa Kate enfrentando el cáncer, Ana fue el pilar visible de la corona británica.
Su esposo, Timothy Laurence, es una pieza clave en esta ecuación. La fuente asegura que uno de los mayores temores de Ana es agotarse. Él la anima a considerar su bienestar y a cuidar su salud, ahora que el desgaste físico empieza a notarse.

Una royal incansable, por ahora
Pese a estas intenciones, la princesa no ha confirmado nada públicamente. De hecho, su postura hasta el momento ha sido tajante. En una visita a Sudáfrica, fue consultada sobre su jubilación; su respuesta fue clara: “No es una opción, no lo creo”.
Ana incluso bromeó sobre lo vertiginoso de su agenda, mencionó que el verano anterior casi pierde la cordura y subrayó que hay que tomar cada día como venga. Sus palabras tienen más fuerza después del incidente que sufrió en Gatcombe Park, su casa de campo. Sufrió una caída mientras montaba a caballo, lo que le provocó una conmoción cerebral y una breve pérdida de memoria, pero volvió a la actividad en cuanto pudo.

Entre el deber y el descanso merecido
El entorno más íntimo de la princesa cree que, llegado el momento, sabrá cuándo detenerse. Ana ha sido siempre una figura discreta, pero firme. No ha buscado protagonismo y esa lealtad a la corona es lo que más valora su hermano Carlos.
El futuro es incierto, pero si algo ha quedado claro, es que Ana ha ganado el respeto del público y de su familia. Y aunque el silencio de Buckingham sugiere sorpresa, nadie duda de que, como siempre, hará lo correcto.