La muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril ha dejado un vacío profundo en la Iglesia católica y en quienes compartieron con él una visión de fe comprometida con los más vulnerables. Entre las voces que han expresado su pesar destaca la de Sor Lucía Caram, monja dominica de origen argentino afincada en Catalunya, quien mantenía una estrecha relación con el pontífice.
Sor Lucía y el Papa Francisco eran muy próximos
En una entrevista concedida a RAC1, Sor Lucía Caram reveló que el papa Francisco tenía preparada su renuncia debido al deterioro de su salud. Según la monja, "ayer ya veíamos que no era su rostro, pero hasta el final quiso estar con la gente".
Estas palabras hacen referencia a la última aparición pública del pontífice durante la misa de Pascua, donde, visiblemente debilitado, ofreció la bendición "Urbi et Orbi" desde el balcón de la basílica de San Pedro.

El papa Francisco falleció a las 7:35 de la mañana del lunes 21 de abril en su residencia de la Casa Santa Marta en el Vaticano, tras haber estado hospitalizado por una grave neumonía que lo mantuvo ingresado durante 37 días.
Más contacto en los últimos tiempos
Sor Lucía Caram expresó su profundo pesar por la pérdida del pontífice, a quien consideraba "un padre, un hermano y un amigo". La monja recordó que en los últimos dos años su relación con el papa se había estrechado, manteniendo conversaciones mensuales y colaborando en misiones humanitarias, como la encomendada por Francisco para ser sus "ojos" en Ucrania.
El legado del papa Francisco se caracteriza por su lucha contra la corrupción, su apoyo a los más desfavorecidos y su compromiso con la paz. Sor Lucía confía en que la Iglesia continuará el camino de reforma iniciado por Francisco, destacando que "el papa Francisco ha abierto las puertas y las ventanas de la Iglesia y ya no hay marcha atrás".

La sorpresa ha sido que Sor Lucía ha asegurado que el Papa tenía preparada su renuncia debido a su débil estado de salud. Una renuncia que no hubiera tardado en presentar si no hubiera fallecido debido al ictus sufrido a primera hora de la mañana de ayer.
El papa Francisco será enterrado en la basílica de Santa María la Mayor en Roma, cumpliendo su deseo de descansar en un lugar sencillo y significativo para él. Mientras tanto, la Iglesia se prepara para el cónclave que elegirá a su sucesor, en un proceso que podría traer sorpresas y marcar un nuevo capítulo en la historia del Vaticano.