Emoji de sorpresa junto a una paleta helada cubierta de chocolate con almendras frente a una vitrina de helados

El secreto mejor guardado del helado Magnum sale a la luz

Un reconocido empresario, ya jubilado, lo desvela.

Muchos crecieron con helados como el Frigopie, el Drácula o el Twister. Auténticos iconos veraniegos que marcaron la infancia de varias generaciones. Pero pocos saben que detrás de estos productos había verdaderos retos técnicos que ponían en jaque a los equipos de desarrollo.  Uno de los cerebros tras estos éxitos fue Joan Viñallonga, desarrollador de helados en Frigo durante décadas. Y ahora, ya jubilado, ha decidido contarlo todo… incluso lo que estuvo prohibido.

El enemigo número uno: la humedad

La clave del problema residía en una incompatibilidad básica: la fábrica de chocolate odiaba la humedad, y el helado está compuesto en gran parte por agua. Cada vez que intentaban aplicar el baño de chocolate, este se despegaba, cuarteaba o directamente no se fijaba a la superficie del helado.

Un verdadero quebradero de cabeza para la marca, que estaba apostando fuerte por un producto nuevo y ambicioso. “El Frac fue uno de los productos más complejos de desarrollar”, confiesa Viñallonga. “El uso de chocolate en este tipo de helado era toda una novedad y, por tanto, también un riesgo”, añade.

Montaje con una imagen de un establecimiento de Bonpreu y Esclat. A la izquierda una imagen con un surtido de helados
Si te gustan los helados, Bonpreu presenta ofertas irresistibles. | BonpreuEsclat, XCatalunya, Canva de Sparklestroke Global, FotografiaBasica de Getty Images Signature

Un acto prohibido... y decisivo

Ante la falta de soluciones desde el equipo interno, Viñallonga tomó una decisión arriesgada. Una que podría haberle costado el puesto en ese momento. “Ahora que estoy jubilado, ya lo puedo contar sin miedo”, dice entre risas. Y lo cuenta con detalle.

Saltándose las normas internas de la empresa, Viñallonga fue a buscar al proveedor de chocolate y lo invitó a la fábrica de Frigo para ver en persona qué estaba ocurriendo. “Estaba completamente prohibido que alguien externo entrara en la fábrica, pero lo hicimos igual, a primera hora de la mañana para no levantar sospechas”.

Varios sabores de helado en una vitrina, incluyendo
Diferentes tipos de helado que sirven en una heladería. | Pexels, Jonathan Cooper

El momento de la verdad

El proveedor observó en directo cómo se aplicaba la capa de chocolate sobre el helado… y la solución fue inmediata. “Aún recuerdo su cara”, afirma Viñallonga. “Lo vio claro enseguida: estábamos empeñados en hacer la capa de chocolate lo más fina posible, pero necesitábamos unas micras más para que pudiera agarrarse a las partículas de aire del helado”.

Esa observación lo cambió todo. Ajustaron el grosor de la cobertura, y finalmente el chocolate se adhería perfectamente. El Frac salió al mercado con éxito… y poco después nació el famoso Magnum, que tomaría el testigo del formato.

Si hoy en día millones de personas disfrutan del Magnum sin pensar en lo que hay detrás, es porque alguien —Viñallonga— se atrevió a romper las reglas. Lo hizo con convicción, poniendo la innovación por delante de los procedimientos. “El Frac es el helado que más me emociona”, admite. Y no es para menos.

El secreto final

El detalle que lo cambió todo fue un pequeño ajuste técnico prohibido en su momento: modificar el grosor del chocolate para que se enganchara mejor. Una decisión basada en la intuición, la experiencia y… en un acto clandestino. “No podían castigarme porque ya estaba jubilado, así que por fin lo cuento: desobedecer me salvó el helado.”