El posicionamiento de la emergente cocinera y comunicadora gastronómica catalana, Maria Nicolau, está cada vez más claro y definido. La forma de entender la cocina por parte de la autora del éxito de ventas, "¡Quemo! Memorias de una cocinera" (Ediciones Península) se asemeja mucho más a las posibilidades reales de la sociedad, que no a la que comulgan muchos chefs cuya cocina va destinada a la clase alta.
Otro de los aspectos con los que la cocinera de La Garriga de 42 años tampoco no comulga en absoluto es el de la arrogancia y menosprecio. Esto tiene mucho que ver con la emisión del último capítulo del programa "Masterchef" y más concretamente con la despótica actitud del chef Jordi Cruz con respecto al trato que le dio a una concursante que decidió abandonar el programa porque no se encontraba en condiciones emocionales para seguir: "No estoy bien. Perdonadme, pero es más importante que esté bien yo que decepcionaros a vosotros. Con todo el cariño del mundo”.
Unas palabras muy sinceras y hasta admirables, que no causaron la misma sensación a un Jordi Cruz que aprovechó las dificultades por las que estaba atravesando la concursante para demostrar una frialdad increíble en su forma de interpretar los hechos: "Muy bien. Chao. Su delantal. Su puerta. Continuamos. Aquí no ha pasado absolutamente nada". Así de ególatra y distante, sin una pizca de humanidad, para probablemente empeorar la situación de la pobre concursante.
En su temporada número 12, "Masterchef" parece haber perdido la esencia con la que nació, que servía para descubrir las habilidades culinarias de sus participantes, aconsejándolos, mientras se divertían explorando su propia pasión. El público agradecía su formato y se acumulaban las ansias por intentar participar en el programa. Todo ello parece haberse apagado con el transcurso de las nuevas temporadas, hasta el punto que actualmente parece más un programa de ataque personal y profesional, que no un trampolín para descubrir a talentos y ayudarlos en su faceta como cocineros emergentes.
La lección de Maria Nicolau a Jordi Cruz
Y María Nicolau, a quien no la frena nada ni nadie, no ha tardado en hacer pública su indignación, y lo ha hecho a través de la columna que tiene en El País, desacreditando al famoso cocinero catalán de 45 años y su inaceptable actitud. En el texto escrito por Nicolau, se pueden detectar reflexiones tan acertadas como esta: "La concursante deja de participar en un programa de televisión. No se fuga de una prisión. No deja a un paciente a medio coser en una mesa de quirófano. No sigue conduciendo tras un atropello. No abandona ninguna causa noble".
Según esta influencer catalana de la cocina sin artificios ni sofisticaciones, la actitud de Jordi Cruz tiene mucho que ver con su orgullo enfermizo y sus ansias de alcanzar la cúspide del prestigio culinario; una especie de enfermo de las estrellas Michelin que tanto le condicionan su forma de plantear recetas y una actitud que deriva hacia un comportamiento déspota. Maria Nicolau termina sentenciando: "MasterChef está enfermo, Jordi. El viejo sistema de restauración que emula y enaltece este show, como un holograma, está corroído por la peste de la autoimportancia, el mal de Narciso. (...) Cocinar con estrella Michelin no deja de ser cocinar complicado para entretener el paladar de los ricos. No es más que un divertimento. No es salvar vidas". ¡Bravo, Maria!