El nombre de Sergi Arola fue durante años sinónimo de vanguardia culinaria. Su figura de chef rebelde, con su inseparable estética roquera, lo convirtió en un icono. Su talento innato le otorgó un lugar privilegiado en el olimpo gastronómico nacional.
Conquistó dos estrellas Michelin, un hito que muy pocos alcanzan en el competitivo sector. Sin embargo, tras esa fachada de éxito y reconocimiento se escondía una realidad financiera que lo arrastraría a un profundo abismo. Algo que le obligó a tomar una decisión radical que cambiaría su vida para siempre.
El desplome de un imperio culinario en Madrid
El restaurante de Sergi Arola en Madrid era un auténtico templo para los paladares más exigentes. Su propuesta innovadora y atrevida atraía a críticos y celebridades por igual. Pero el prestigio de los premios no fue suficiente para sostener una estructura empresarial frágil.

Los problemas con la Agencia Tributaria comenzaron a crecer de forma exponencial. Una creciente deuda con Hacienda se convirtió en una losa demasiado pesada de soportar. La situación se volvió insostenible hasta que llegó el día del embargo definitivo.
Esa imagen de los precintos en la puerta de su local marcó el punto final de su brillante etapa madrileña. Asediado por una deuda que ascendía a varios millones de euros, Arola tomó la drástica decisión de cruzar el Atlántico para empezar completamente de cero.
No se trataba de una huida, sino de una imperiosa necesidad de reinventarse lejos de la presión mediática y fiscal que lo había consumido. Dejó atrás su país, su fama y un imperio que se había desmoronado por completo.
Chile como refugio y Francisca Laree como ancla
En Chile, Sergi Arola encontró mucho más que una nueva oportunidad profesional. Allí, el destino le tenía preparada una sorpresa que transformaría su vida personal. El amor llegó de la mano de Francisca Laree, una enfermera chilena con la que contrajo matrimonio en 2020. Su relación, consolidada y visiblemente feliz, se ha convertido en el pilar fundamental de su renacimiento. Ambos comparten a menudo en sus redes sociales momentos de complicidad que muestran a un Arola renovado y en paz.
Lejos de los fantasmas del pasado, el chef catalán se ha convertido en una auténtica estrella televisiva en el país andino. Ha participado en programas de gran éxito como MasterChef Chile o El discípulo del chef, recuperando la popularidad perdida.
Su carisma y su enorme experiencia culinaria lo han posicionado como un referente mediático. Esta nueva faceta le ha permitido conectar con el público de una manera diferente, mostrando una faceta más cercana y personal que pocos conocían en España.
De la deuda con Hacienda a empresario de éxito en Latinoamérica
Aunque su nombre apareció durante años en la lista de deudores de Hacienda, su situación actual es muy distinta. El cocinero no ha abandonado los fogones, pues su pasión sigue intacta. Inauguró con gran éxito Lola by Arola, un restaurante de tapas en Santiago de Chile.
Con este proyecto, ha llevado los sabores más auténticos al continente americano. También ha expandido su influencia como asesor de prestigiosos restaurantes en México.
La historia de Sergi Arola es un relato de caídas y resurgimientos inesperados. El chef que lo tuvo todo se vio obligado a empezar de nuevo a miles de kilómetros. Hoy, disfruta de una vida más tranquila y estable, apoyado en su matrimonio y en una carrera profesional sólida. Dejó atrás una deuda millonaria y una etapa muy oscura para reconstruirse por completo.