El verano ha traído más que altas temperaturas a la vida de Ana Obregón. La actriz, que intenta mantenerse al margen del revuelo mediático por la gestación subrogada de su nieta, se enfrenta ahora a una nueva preocupación que involucra su pasado familiar más íntimo.
Se trata de la venta de la mansión familiar en Mallorca, un lugar cargado de historia y emociones. La propiedad, considerada una de las más exclusivas de la isla, no logra captar compradores pese a su elevado valor simbólico y arquitectónico. ¿Qué está pasando exactamente con esta residencia tan emblemática?

Ana Obregón y sus hermanos, obligados a rebajar el precio de su mansión en Mallorca
La finca en cuestión, conocida como El Manantial, no es una simple propiedad. Fue construida por el padre de Ana, Antonio García, a través de su promotora JOTSA, y desde entonces se convirtió en el refugio veraniego de la familia Obregón. Está situada en Costa de los Pinos, en la zona norte de Mallorca, un enclave privilegiado y repleto de recuerdos.
Allí pasaron juntos incontables veranos. Ana, sus hermanos y, especialmente, su hijo Aless disfrutaron de este rincón privado que la propia presentadora inmortalizó en sus famosos posados en bikini, que año tras año acaparaban titulares.
Tras la pérdida de sus padres, los cinco hermanos Obregón decidieron turnarse para seguir disfrutando de la finca. Sin embargo, la realidad del mercado inmobiliario, sumada al desgaste emocional, los ha llevado a una decisión inevitable: ponerla a la venta.
El corazón del problema ha salido a la luz en plena tormenta mediática para Ana Obregón. El Manantial, la espectacular residencia familiar que está a la venta por 35 millones de euros, no consigue atraer compradores. Según fuentes del entorno, apenas han recibido visitas de interesados y ninguna oferta sólida.

La situación, lejos de ser una simple cuestión económica, adquiere un tono personal. "Ubicada en la prestigiosa Costa de los Pinos, en Son Servera, esta propiedad destaca por su lujo, elegancia y comodidad", reza el anuncio de la agencia de lujo encargada de venderla. Sin embargo, ni la cuidada descripción ni los encantos arquitectónicos están logrando el efecto deseado.
La casa, que ocupa una parcela de más de 6.000 m² con acceso privado a la playa, piscina y espacio para helicóptero, figura entre las propiedades más exclusivas del mercado. Pese a ello, la familia se enfrenta ahora a la posibilidad de tener que rebajar considerablemente el precio para atraer a posibles compradores.
El interior de la casa está dividido en tres zonas: día, noche y servicio. Cuenta con siete dormitorios con baño en suite, un salón-comedor integrado con vistas al mar y una casa de invitados completamente equipada. En la zona exterior, destacan una fuente de mármol, esculturas de autor, un estanque de carpas y hasta pista de pádel.
La casa, además, se encuentra en una zona donde viven rostros conocidos como Ágatha Ruiz de la Prada, lo que aumenta el interés mediático por cualquier movimiento en la zona. De momento, los hermanos han optado por el silencio, manteniendo la discreción mientras deciden los siguientes pasos.
El difícil momento personal de Ana Obregón agrava la situación inmobiliaria
La noticia llega en un momento especialmente delicado para Ana Obregón. La actriz sigue enfrentando críticas por la gestación subrogada de la que nació su nieta Ana Sandra. A pesar de mostrarse feliz y volcada en la pequeña, la presión mediática no ha cesado.
Este nuevo contratiempo se suma a la lista de obstáculos recientes para la actriz. Mientras intenta mantener un perfil bajo y centrarse en su familia, el problema con la venta de la propiedad familiar le devuelve al foco mediático.

La venta frustrada de la mansión familiar llega en uno de los momentos más sensibles para Ana Obregón. Mallorca y su mansión ya no son solo recuerdos, sino también una fuente de incertidumbre.