'La Isla de las Tentaciones' es uno de los programas más vistos de la televisión actual. Y los jóvenes son la franja de edad que más enganchados están a este reallity. Pese al auge de los nuevos modelos de consumo, los espectadores residentes en Catalunya entre 13 y 24 años, dejan Netflix y el Youtube por un momento y deciden conectar con Telecinco.
Los números son preocupantes y se tendría que analizar si los malos resultados de los informes PISA y los buenos resultados de audiencia de 'La isla de las Tentaciones' tienen alguna conexión. Estamos hablando que buena parte de los estudiantes de enseñanza obligatoria (12-16) tienen como referentes a un grupo de personas cuya máxima aspiración en la vida es entrar en este programa o en 'Gran Hermano'.
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Prefieren ver si las parejas superan las pruebas de fidelidad o si caen en la tentación. Lo prefieren antes de leer un libro, de estudiar o de ver cualquier otro producto de la televisión que esté menos relacionado con la telebasura.
Según el experto en televisión y en audiencias, Rocco Steinhauser, el 12,1% de los residentes en Catalunya (que no los catalanes) vieron este programa. 240.000 personas. En la franja de jóvenes residentes en Catalunya (que no catalanes) de 13 a 24 años, fueron el 38,3%.
La Isla de las Tentaciones
“La Isla de las Tentaciones” es un reality show español derivado de la franquicia internacional “Temptation Island”. En este programa participan varias parejas que deciden poner a prueba su relación conviviendo en dos villas separadas, cada una con un grupo distinto de solteros y solteras. El propósito principal es observar cómo cada integrante de la pareja reacciona ante la convivencia con personas atractivas, las salidas nocturnas, las fiestas y las tentaciones que puedan surgir sin tener contacto directo con su compañero o compañera.
A lo largo del programa, se producen encuentros conocidos como “hogueras”, momentos en los que cada participante tiene la oportunidad de ver fragmentos de lo que está haciendo su pareja. Estos visionados generan tensión, celos y dudas acerca de la fidelidad, lo que desemboca en decisiones cruciales sobre el futuro de la relación, ya sea seguir adelante, romper o iniciar un nuevo vínculo con uno de los solteros. Tras la experiencia en la isla, se realiza un seguimiento para conocer cómo ha evolucionado cada historia y si se han mantenido las decisiones que se tomaron frente a las cámaras.

Críticas merecidas al programa
El programa se ha convertido en un fenómeno mediático, aunque también suele considerarse “telebasura” por varias razones. En primer lugar, se le acusa de fomentar el sensacionalismo y la morbosidad, al centrarse en conflictos de pareja y en la posibilidad de infidelidades. También recibe críticas por exponer la intimidad de los participantes, ofreciendo momentos muy personales que a menudo rozan lo erótico y que se emiten en horario de máxima audiencia.
Además, parte de la opinión pública considera que “La Isla de las Tentaciones” transmite valores cuestionables sobre la fidelidad y el compromiso, presentando relaciones basadas en la tentación constante en lugar de promover el respeto mutuo o la comunicación honesta.
Otro aspecto criticado es la superficialidad con la que se retrata a los participantes. El casting del programa tiende a enfatizar a personas jóvenes, atractivas y extrovertidas, reforzando ciertos estereotipos de belleza y una visión competitiva de las relaciones. Según sus detractores, este enfoque prioriza el espectáculo y el índice de audiencia por encima de la calidad o la profundidad de los contenidos. Además, se plantean dudas éticas sobre el impacto psicológico que tienen estas experiencias en los propios concursantes, quienes se exponen a entornos de alta presión emocional y a un escrutinio mediático muy intenso.