Hay nombres que suenan a tierra, memoria y cariño, y de repente se convierten en noticia por puro magnetismo. En el universo de la televisión catalana, Peyu ha logrado ese efecto gracias a su hija mayor y a una escena sin artificios. La publicación parte de un vídeo casero donde su hija sostiene la cámara mientras su padre monta una cabra con cartón del queso El Ramat.
Una escena doméstica que conquista
El diálogo espontáneo, entre risas y órdenes de Peyu, está repleto de “Estàs gravant bé, Arlet?”, puro sello de complicidad familiar. La escena, que subió el cómico cómo post en su cuenta de Instagram @enpeyu, ha derretido a la audiencia catalana este fin de semana. El resultado es un momento breve, sin filtros y repleto de ternura, el tipo de contenido que comparte comunidad.
El nombre Arlet se ha asentado en Catalunya en la última década, y muchos lo asocian a una adaptación catalana de Charlotte. Otros especialistas recuerdan que también puede vincularse al hebreo, emparentado con la forma Arlette y el sentido simbólico de “león de Dios”. Ambas lecturas conviven hoy en la onomástica catalana, donde Arlet destaca por su sonoridad limpia, breve y plenamente reconocible en televisión.

La familia de Peyu, entre discreción y naturalidad
En las listas recientes de nombres catalanes, Arlet aparece como opción moderna que mantiene un poso clásico y elegante. El humorista viene compartiendo pinceladas de su vida familiar con discreción, y ha explicado que en 2018 nació su primera hija biológica. Más recientemente, detalló en una entrevista que la familia ha adoptado a otra niña nacida en Catalunya y de origen senegalés, tras un proceso cuidadoso.
En paralelo, Peyu prepara “La Renaixença” en 3Cat, un formato con música en directo y público que marca su relevo tras “El Búnquer”. El espacio promete música en directo, invitados reconocibles y ese humor rural que define al cómico de Les Masies de Voltregà. Las respuestas en redes fueron de cariño y humor, celebrando a una “directora” en ciernes y agradeciendo mirar a un Peyu más doméstico y cercano.
Autenticidad, marca personal y un guiño muy catalán
No hay estrategia sofisticada, sino una declaración clara de principios: familia, cultura popular y un nombre catalán que dice mucho sin necesitar artificios. El vídeo funciona además como promo amable de su queso y como guiño a una audiencia que reconoce autenticidad cuando la cámara no la busca. Los comentarios se llenaron de emojis y “bravos”, celebrando que la fama no borra el sentido del juego compartido.
Arlet brilla por sí sola y, de rebote, reafirma el peso emocional de los nombres en la cultura catalana. Por ahora, dejan una bonita escena que genera eco del nombre con síntesis perfecta de intimidad, televisión y una celebridad que pisa fuerte. Ese equilibrio explica por qué un simple nombre consigue abrir conversación, identidad y nostalgia en la misma pieza audiovisual.