La especialista Pilar Eyre ha vuelto a encender la curiosidad general con un relato inesperado sobre la noche de bodas de Juan Carlos y Sofía. Aunque no ha sido una exclusiva reciente, su descripción sigue generando debate por la crudeza y el trasfondo histórico que destila.
Una velada marcada por el dolor, no por el romanticismo
Según Eyre, los recién casados celebraron su enlace el 14 de mayo de 1962, y horas antes ocurrió un accidente. Juan Carlos sufrió una caída practicando kárate con su cuñado, que le provocó una fractura grave en el brazo y una herida infectada.
El yeso adherido a la piel le causaba un dolor tan intenso que, cuando llegaron al barco donde pasarían la noche, cayó exhausto en la cama. Sofía decidió actuar. Pidió un botiquín y, trocito a trocito, le fue desprendiendo el yeso con dolorosos gritos por parte de él, según cuenta Eyre en su blog de Lecturas.

Este episodio dejó a la pareja sin intimidad. Eyre añade que “no pudieron hacer nada aquella noche” y que la reina Victoria Eugenia, abuela del rey, lo describió en una carta como un momento de profundo sufrimiento.
Pazo de Meirás y la cama rota: otra escena incómoda en 1969
La narrativa de Eyre también evoca unas vacaciones posteriores, en agosto de 1969, en el Pazo de Meirás. Allí, los entonces príncipes acudieron a la residencia de Franco, donde rompieron la cama en la primera noche de estancia. Según la periodista, la pareja se habría excedido en sus movimientos —o en algún exceso— aunque ella misma admite no saber los detalles: “haciendo Dios sabe qué”. Al parecer, informaron a Carmen Polo de que tendrían que cambiar la cama rota, dejando entrever un episodio con tintes carnal‑humorísticos en medio de una cena fría y austera.
Un contexto histórico que ayuda a entender muchas cosas
En plena dictadura de Franco, la boda de Juan Carlos y Sofía tuvo un componente institucional pesado. Eyre recuerda que Sofía se casó en una posición de servicio al Estado aun antes de reinar, y en momentos de juventud vivió su nueva función como princesa con sacrificio.

El festejo, según Eyre, estuvo marcado por la vigilancia al dictador y la necesidad de agradar, más que por el afecto auténtico. El entorno influyó directamente en sus primeras vacaciones de verano, que tuvieron lugar en Meirás y cuyo objetivo real era agradar al régimen. Eyre habla del aburrimiento y del beso fingido a “el abuelo”, el Caudillo, como gesto institucional más que íntimo.
Debate en redes sociales
Este relato forma parte de un extenso corpus de Eyre sobre la Casa Real. Blogs, entrevistas y programas como Espejo Público han recogido partes de estas anécdotas que combinan documentos familiares (como cartas de Victoria Eugenia) y testimonios de fuentes cercanas. No hay declaración directa de Zarzuela sobre estos episodios, lo que añade a su credibilidad un aura de discreción informada.
En redes sociales, el TikTok oficial de Pilar Eyre promueve recientes exclusivas sobre el rey emérito y continúa alimentando la conversación sobre esas décadas de vida pública intensa.

Estas anécdotas, viniendo de Pilar Eyre, son ciertas. No son rumores sin fundamento, sino relatos construidos con fuentes documentales y confidencias bien situadas. ¿Se desvelarán más detalles del pasado real de Juan Carlos y Sofía? Muchas preguntas siguen en el aire.