Hombre calvo de expresión seria sentado en un plató de televisión con varios signos de interrogación y un símbolo de prohibido sobre una imagen de un marcador

Pere Escobar rompe su silencio y cuenta por qué se fue de TV3

El periodista deportivo estuvo un tiempo apartado de la televisión pública de Catalunya

Hay figuras que, tras décadas delante de las cámaras, logran construir una leyenda a base de profesionalidad y cercanía. En Catalunya, pocos nombres han conseguido el cariño intergeneracional que Pere Escobar ha recibido durante su larga trayectoria. Sin embargo, detrás de los focos, la historia de Escobar esconde episodios de presión, incomprensión y cierta soledad mediática que ahora, con su jubilación, han salido a la luz.

El anuncio de su marcha, el pasado 1 de julio, sorprendió a miles de oyentes y espectadores fieles, y ha abierto un nuevo capítulo sobre la vida de uno de los periodistas más discretos y honestos del panorama audiovisual catalán.

Desde sus primeros pasos en la redacción de TV3 hasta su despedida en Catalunya Ràdio, Escobar ha esquivado las grandes polémicas y ha rehuido los bandos. Pero no siempre fue fácil. Su transparencia —una cualidad cada vez más escasa en los platós— le ha valido tantas amistades como críticas, y en esta última etapa, Pere ha decidido explicar, sin tapujos, todo lo que ha vivido en la trinchera mediática del deporte.

Hombre calvo de mediana edad con saco oscuro y suéter gris sentado en una mesa de un programa de televisión con una taza negra frente a él y un fondo con letras grandes y coloridas
Montaje en el que aparece Pere Escobar en TV3 | TV3

Una carrera marcada por el “buen rollo” y alguna herida

Durante años, Pere Escobar ha sido el rostro amable del deporte en la televisión pública catalana, evitando polémicas y etiquetas que tanto abundan en el entorno futbolístico. Su llegada a la jubilación ha servido como excusa para un ejercicio de honestidad poco habitual entre las estrellas del medio.

En una entrevista reciente, Escobar ha revelado que el “buen rollo” que transmitía en pantalla era real, pero no siempre fue correspondido tras las cámaras. El periodista ha recordado episodios de hostilidad, como aquella famosa pancarta en el Camp Nou que lo apodaba, de forma despectiva, “Perico Escobar”. El motivo: sus críticas, siempre argumentadas, al Barça de la época Núñez, algo que una parte de la afición no le perdonó nunca.

Las tensiones no se limitaron a los partidos del Barça. Ya en los últimos años, con la retransmisión del fútbol femenino en Catalunya Ràdio, Escobar ha reconocido que ha sido objeto de nuevas críticas. Algunos oyentes le recriminaban expresiones como “las niñas” al referirse a las jugadoras, lo que el propio periodista atribuye a su manera de hablar y al abismo generacional. Sin embargo, lejos de refugiarse en el victimismo, Pere siempre ha optado por la autocrítica y el perdón cuando ha sentido que se equivocaba.

Edificio TV3
TV3 | TV3

La honestidad que siempre ha defendido le pasó factura también a nivel profesional. Escobar no ocultó que durante la época de ‘Gol a Gol’ vivió un año especialmente duro: era la cara visible, pero no tenía poder de decisión sobre el contenido ni sobre quién aparecía en el programa. Sintiéndose en una posición incómoda y poco valorada, aceptó una oferta irrechazable de Ona Catalana, la emisora privada que le ofreció, según sus palabras, un contrato muy superior a los estándares catalanes de la época.

Reacciones a su adiós

El adiós de Pere Escobar no ha dejado indiferente a nadie en el universo de la prensa deportiva catalana. Las redes sociales se han llenado de mensajes de admiración y también de reflexión. Muchos compañeros de profesión han destacado el valor de un perfil que, en tiempos de trincheras mediáticas y enfrentamientos constantes, ha optado por la neutralidad y el respeto. 

En plataformas como X y en programas especializados, han circulado fragmentos de entrevistas recientes donde Escobar insiste en que no es “de trinchera” y que su prioridad ha sido siempre “ser transparente, aunque eso le costara problemas”.

Esta confesión ha encendido el debate sobre hasta qué punto se exige a los profesionales del medio tomar partido o mantener una postura incómodamente neutral. Muchos seguidores han recordado cómo la rumorología lo vinculó al RCD Espanyol simplemente por atreverse a criticar la gestión del Barça, un fenómeno tristemente habitual en la prensa deportiva.

En su última intervención pública, Pere Escobar ha agradecido las muestras de cariño, pero también ha reconocido que se va con la conciencia tranquila. Dijo que nunca había pedido permiso y que siempre ha pedido perdón cuando ha sido necesario. Una frase que resume no solo su filosofía profesional, sino la de toda una generación que empieza a retirarse de los focos, dejando tras de sí un periodismo más humano y menos tribal.

Un adiós que abrió 

Con la retirada de Pere Escobar, se apaga una de las voces más auténticas y respetadas del deporte catalán. Su marcha deja un hueco difícil de llenar en TV3 y Catalunya Ràdio, pero también plantea una reflexión sobre la presión mediática, la independencia de los periodistas y el precio de la sinceridad en el periodismo actual. 

Lo más destacado, sin duda, es la capacidad de Escobar para retirarse siendo fiel a sí mismo, sin rencores, pero con una mirada crítica al sistema. Muchos espectadores y fieles seguidores se hacen la siguiente pregunta: ¿Marcará su salida un punto de inflexión para el periodismo deportivo catalán?