El duque de Sussex reaparece para señalar al culpable de su dolor. En un reciente acto, ha verbalizado el motivo por el que la herida con su padre sigue abierta, y tiene un nombre propio: Meghan Markle. La protección, o la falta de ella, hacia su esposa, se ha convertido en el epicentro de un conflicto familiar que parece no tener fin.
Cuando el Príncipe Harry y Meghan Markle se dieron el "sí, quiero", el mundo entero creyó asistir a un cuento de hadas moderno. Sin embargo, la realidad no tardó en imponerse, convirtiendo esa idílica historia en una auténtica pesadilla mediática.
La presión constante y el escrutinio público dinamitaron los cimientos de su relación con la Corona, una fractura que hoy parece más profunda que nunca. El recuerdo de aquellos días sigue muy presente para el hijo menor de Carlos III, quien ha decidido romper su silencio para enviar un nuevo y contundente mensaje a palacio.

La herida que no cierra: "Mi esposa era la persona más difamada del mundo"
El Príncipe Harry ha reaparecido por sorpresa en Nueva York, en solitario, para participar en la cumbre Nexus Global. Un evento que reúne a filántropos y emprendedores influyentes, y que se convirtió en el escenario inesperado de sus declaraciones más personales. Lejos de centrarse únicamente en la labor de su fundación Archewell, el duque de Sussex abrió su corazón para desvelar la principal razón de su distanciamiento con el Rey Carlos III.
Durante una charla pública con Rachel Gerrol, cofundadora de la cumbre, Harry explicó que uno de los motores para crear su fundación fue la traumática experiencia vivida por su esposa. El duque relató cómo el acoso en redes y medios de comunicación les llevó a conocer a padres que habían perdido a sus hijos por esta causa, un drama que les hizo comprender la urgencia de actuar. Fue entonces cuando lanzó la afirmación que resuena como una clara acusación.
“Una de las razones por las que el mundo digital era tan importante para nosotros es porque mi esposa, en 2018, era la persona más difamada del mundo”, aseguró con contundencia.

Estas palabras no son nuevas, pero sí el contexto en el que las pronuncia. Harry señala directamente a un periodo concreto, 2018, un año en el que Meghan estaba prácticamente fuera del foco público, de baja por maternidad tras el nacimiento de su hijo Archie.
Como la propia duquesa confesó en un pódcast en 2020, el nivel de ataques que recibió fue "casi insuperable". Para Harry, el hecho de que su padre, entonces Príncipe de Gales, no interviniera para frenar lo que él consideraba una campaña de desprestigio contra su mujer, es una ofensa imperdonable.
Un viaje a Sudáfrica como punto de no retorno
Para entender la magnitud de la crisis, es necesario retroceder a 2019. El viaje oficial de los duques de Sussex a Sudáfrica, acompañados por un pequeño Archie, marcó un antes y un después. Fue allí donde ambos confesaron ante las cámaras sentirse completamente desbordados por la presión. Esa vulnerabilidad pública fue la antesala de la decisión que sacudiría los cimientos de la monarquía británica: su salida como miembros activos de la Familia Real, el conocido como "Megxit".
Aquel paso atrás, anunciado a principios de 2020, fue el inicio de una brecha que, cinco años y medio después, sigue ensanchándose. Desde entonces, las entrevistas explosivas, un documental en Netflix y un libro de memorias han ido añadiendo leña a un fuego que parece lejos de extinguirse. Cada aparición pública de Harry se analiza con lupa, esperando un gesto de reconciliación que nunca llega.
Con esta última intervención, el Príncipe Harry deja claro que el camino hacia el perdón pasa, necesariamente, por el reconocimiento del sufrimiento de Meghan. No se trata solo de una disputa familiar, sino de una colisión de valores.
Mientras Carlos III se erige como monarca, su hijo le recuerda desde el otro lado del Atlántico que, para él, la lealtad a su esposa está por encima de cualquier protocolo o tradición. ¿Habrá algún día una respuesta desde Buckingham Palace a esta dolorosa acusación? Solo el tiempo dirá si padre e hijo son capaces de superar el abismo que los separa.