El entrenador del F.C.Barcelona, Xavi Hernández, se encuentra en el punto clave para esclarecer su futuro. Entre la inminente eliminatoria de cuartos de final de la Champions League ante el Paris Saint-Germain y la presión de la directiva para que se repiense su decisión de abandonar el club al finalizar la presente temporada, Xavi está viviendo una época muy convulsa y delicada.
Sin embargo, como contraste ante tanto ruido mediático, Xavi, su esposa Núria Cunillera -con quien lleva casado 10 años-, y sus hijos, Dan y Àsia, han celebrado el lunes de Pascua con las tradicionales monas. Un día que la mujer del de Terrassa no ha querido dejar de compartir con sus seguidores y como tributo a los integrantes de su familia, siguiendo una tradición tan arraigada al pueblo catalán. Núria ha publicado generosamente un post en su perfil de Instagram con las fotografías de una jornada tan señalada, acompañadas de un sencillo pero elocuente comentario: "¡Feliz mona a todos!".
Las monas de los Hernández-Cunillera
La mona de Dan estuvo completamente monopolizada por elementos de ideología eminentemente culé. En ella se podían percibir diversos escudos del Barça y dos figuras de futbolistas que han despertado la atención mediática: por un lado, la correspondiente a una camiseta con el dorsal 6 -tan identificable con su padre de sus tiempos como jugador-, y la otra con el 27 de la nueva estrella del equipo: el jovencísimo Lamine Yamal. De esta forma parece quedar bien definido quien es el jugador preferido del hijo de Xavi Hernández.
En cambio, la mona de la hija de los Hernández-Cunillera, prescindía totalmente del futbol y del Barça, para concentrarse en muñequitos procedentes de Pokémon, presidiendo el pastel un prominente Pikachu, junto a otros característicos personajes.
Finalmente, la periodista y esposa del actual entrenador del F.C.Barcelona, gran amante de las firmas de lujo, a pesar de tratarse de una mujer discreta, no se olvidó de su propia mona, una opción mucho más acorde con su personalidad, pequeña y sin más detalles que los característicos pollitos amarillos, dos huevos de chocolate y las inevitables y decorativas plumas de colores.
Aunque sus detractores siguen fieles a su convencimiento del abandono del club, seguro que muchos de sus admiradores habrían querido que en una de esas monas, apareciera algún mensaje intrínseco que calmara su ansiedad por saber si finalmente tomará la decisión de quedarse en el club de su vida. Sin embargo, las monas de los Hernández-Cunillera se han centrado exclusivamente las preferencias de sus hijos.