Mercè Martínez, conocida por su faceta artística, vivió recientemente una experiencia límite que bien podría haber sido un guion de suspense. En un viaje por el Sudeste Asiático, la artista se adentró en una inmersión en las islas Gili (Indonesia) que terminó convirtiéndose en un reto para su resistencia física y emocional.
Lo que pasó bajo el agua y por qué fue tan dramático
Durante una inmersión en una zona de fuerte corriente, la actriz se sumergió con un grupo experimentado, pero las condiciones rápidamente se tornaron adversas. Según explicó ella misma en una entrevista, el equipo era defectuoso: "me dieron un equipo muy chungo" y las aletas no le permitían maniobrar adecuadamente elnacional.cat. Sin margen de reacción, se encontró a 30 metros de profundidad, atrapada entre la presión del buceo, la angustia y un paisaje submarino intimidante, donde además había tiburones patrullando.
Con la respiración acelerada, Mercè sufrió un ataque de ansiedad. El terror de quedar atrapada lejos de la superficie y sin control provocó que todo el escenario se convirtiese en una trampa. Ella misma reconoció: “fue peligroso”. Ese instante será recordado como el punto álgido de una experiencia que inicialmente prometía inmenso placer, pero que derivó en un desafío de supervivencia personal.

Buceo de vértigo con posibilidades y riesgos
Indonesia es uno de los destinos más codiciados para el buceo recreativo. Islas como Komodo, Raja Ampat o las Gili compiten en belleza y biodiversidad submarina. Sin embargo, son lugares donde las corrientes intensas pueden arrastrar al más experto, y donde cada inmersión debe ir acompañada de material profesional y un acompañamiento riguroso.
La situación tenía todos los ingredientes del buceo extremo: corrientes imprevisibles, una profundidad considerable y un equipo que no respondía como debía. Todo el grupo avanzaba y Mercè se quedó atrás a medida que su estado de nerviosismo crecía, jugándole una mala pasada.
La reflexión de Mercè
Tras la experiencia, Mercè mostró una mezcla de decepción y gratitud. Agradeció la calma de sus acompañantes, que supieron estabilizarla y guiar el ascenso. También aprovechó para recordar la importancia de revisar a fondo el material de buceo, incluso si solo se trata de una salida recreativa. Destacó además que esta vivencia le ha ayudado a explorar nuevos límites internos. Su mensaje es claro: la valentía no implica ignorar el miedo, sino gestionarlo.

Ya no era la primera vez que la actriz se metía en el agua. Había comentado en programas que el submarinismo forma parte de su forma de viajar. Sin embargo, siempre había sido una actividad controlada, en entornos más suaves. Lo que ocurrió en Indonesia la sacudió profundamente y la ha llevado a replantearse cómo afronta sus grandes pasiones. No se trata solo de vivir experiencias intensas, sino de hacerlo con responsabilidad.
Un episodio con mensaje y futuro: ¿volverá al agua?
Mercè ha afirmado que, a pesar del susto, no tiene intención de renunciar al buceo. Pero sí cambiará mucho su enfoque. Más precaución, más preparación, selección de guías certificados y equipamiento profesional. Su relato será un aviso para quien la escuche: la naturaleza, incluso bajo el mar, no perdona errores. La curiosidad debe ir siempre acompañada de prudencia.
Mercè Martínez ha superado uno de los momentos más críticos de su vida gracias a su temple y a una profunda capacidad de autoconocimiento. Lo primero que hizo al regresar, fue volver hacer una inmersión en las Illes Medes.