La travesía de la princesa Leonor a bordo del buque escuela Juan Sebastián de Elcano, concebida como una etapa clave en su formación militar, ha derivado en un inesperado foco de tensión dentro de la Casa Real. La reina Letizia, conocida por su carácter meticuloso y su férreo control sobre la vida de sus hijas, ha protagonizado una serie de acciones que han generado controversia tanto en el ámbito militar como en el entorno familiar.
La inquietud de una madre: llamadas y exigencias
Desde el inicio de la travesía, Letizia ha mantenido un contacto constante con Leonor, llegando a realizar múltiples llamadas diarias cuando el buque se encuentra en puerto. Esta frecuencia ha sido percibida por algunos como una muestra de sobreprotección, generando una sensación de agobio en la princesa, quien busca integrarse plenamente en la vida a bordo junto a sus compañeros.
La situación se intensificó tras la publicación de imágenes de Leonor en traje de baño durante una escala en Uruguay, lo que llevó a la reina a solicitar al comandante del Elcano un informe detallado sobre los compañeros más cercanos a su hija. Esta petición, considerada por algunos como una injerencia en la disciplina y el espíritu de igualdad del buque, ha generado incomodidad en la cúpula militar.

Discusiones con Felipe VI
La insistencia de Letizia en controlar el entorno de Leonor ha provocado tensiones dentro de la Casa Real. Según fuentes cercanas, la reina ha llegado a discutir con el rey Felipe VI sobre la posibilidad de que su hija regrese anticipadamente del viaje, una propuesta que el monarca ha rechazado, enfatizando la importancia de que Leonor complete su formación como futura jefa suprema de las Fuerzas Armadas.
Además, se ha informado que la reina ha solicitado mejoras en la conectividad del buque para facilitar las comunicaciones con su hija, así como un monitoreo más estricto de la ubicación de los tripulantes, medidas que han sido vistas como un intento de ejercer un control directo sobre la vida de Leonor en alta mar.
Un precedente de control
No es la primera vez que Letizia muestra un comportamiento sobreprotector hacia sus hijas. En el pasado, ya se habían reportado situaciones similares durante la estancia de Leonor en Gales y en la Academia Militar de Zaragoza, donde la reina supervisaba de cerca las amistades y actividades de su hija.

Este patrón de comportamiento ha generado críticas sobre la falta de autonomía que se le permite a la princesa en su proceso de formación y madurez.
La situación actual plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la protección maternal y la necesidad de que la princesa Leonor desarrolle su independencia y liderazgo. Mientras la reina Letizia busca salvaguardar la imagen y el bienestar de su hija, estas acciones podrían estar obstaculizando el crecimiento personal y profesional de la futura reina de España.