Bad Gyal vuelve a revolucionar Instagram, pero esta vez sin ritmos urbanos ni estilismos que rompen moldes. Las protagonistas son dos tiernas fotografías de su infancia, compartidas en sus Stories, que han derretido a sus fans. Con un enfoque sincero y emocional, la artista catalana ha logrado conectar con su audiencia desde un plano más personal y humano.
Revelación inesperada en Stories
Hace unas horas, Bad Gyal (@akabadgyal) sorprendió a su comunidad con dos imágenes de cuando era una niña: una en la playa, y otra ya más mayor en la que se puede ver un parque de fondo. El gesto tan espontáneo contrastaba con su imagen habitual de mujer empoderada y estrella del dancehall. La publicación, sin texto, bastó para despertar todo tipo de reacciones entre sus seguidores.
Aunque las fotos fueron compartidas en Stories —contenido que desaparece tras 24 horas—, la repercusión fue palpable. Varias cuentas dedicadas a Bad Gyal recogieron las imágenes y las publicaron en sus propios perfiles, lo que multiplicó el alcance de esas instantáneas. En comentarios de esas publicaciones, los seguidores expresaron su ternura y cercano vínculo con la artista.

Un fan, en una de estas cuentas, comentó que las fotos son “un recordatorio del origen humilde de Alba”, mientras otra usuaria reflejaba que esas postales infantiles ofrecen un espejo genuino para quienes "crecen sin olvidar sus raíces”. Aunque no hubo una avalancha de mensajes directos al perfil oficial, estos ecos demuestran que su comunidad valora ver el rostro humano detrás del personaje público.
Significado más allá de la nostalgia
Este tipo de interacción, menos visible que un feed habitual, revela una conexión emocional más íntima. La nostalgia generada por esos breves flashes del pasado ha captado la atención de su audiencia fiel, reforzando la autenticidad que Bad Gyal ha cultivado desde sus inicios en Vilassar de Mar.
Aun así, estas imágenes no solo despiertan nostalgia, también refuerzan el mensaje de autenticidad que Bad Gyal defiende. En 2025 ha venido lidiando con críticas sobre sus looks y escasa censura, convirtiendo cada momento en una reivindicación. Mostrar fotos de su infancia responde a una estrategia clara. De esta forma, la cantante humaniza su figura pública y recuerda que fue una niña antes de convertirse en icono.

Alba Farelo ha demostrado saber manejar la narrativa que la rodea. En redes, comparte tanto éxitos musicales—como el oro por “Angelito” junto a Trueno —como momentos íntimos. Esta publicación encaja con esa línea: cercana, emocional y coherente con su marca personal. Esas imágenes recuerdan a la artista de los inicios, creciendo en Vilassar de Mar, hija de un actor, y que pasó de trabajar en una panadería a liderar la escena urbana.
Un mensaje sutil con gran impacto
Al mostrar su lado más inocente, Bad Gyal envía varios mensajes. El primero es la importancia de recordar de dónde vienes. Pero también habla de la fuerza de mantener la humildad y la autenticidad como bandera de su marca. Todo ello sin caer en tendencias publicitarias ni contenidos forzados. Dos simples imágenes han servido para crear un momento emocional que casi ningún artista urbano habría capturado tan bien.