La separación entre Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina marcó a principios de año uno de los capítulos más oscuros en la historia reciente de la monarquía española. Lo que comenzó como un 'cuento de hadas', con la unión de una hija del rey con un atleta ejemplar, terminó desmoronándose bajo el peso de los escándalos y la avaricia.
La infanta Cristina, quien siempre había sido vista como una figura discreta y obediente dentro de la Casa Real, se vio arrastrada por los escándalos protagonizados por su esposo. Urdangarin se involucró en negocios turbios que terminaron por destruir no solo su reputación, sino también la de la Familia Real, en su afán de amasar fortuna y poder.
El caso Nóos, en el que se vio envuelto, expuso las entrañas corruptas de una élite que creía estar por encima de la ley, y la Infanta, lejos de desvincularse de su marido, decidió mantenerse a su lado, lo que desató una ola de críticas y desaprobación tanto en la sociedad como dentro de la propia monarquía.
La infanta Cristina ha sido defenestrada por la propia Casa Real y exiliada del círculo de privilegios. Aun así sigue siendo percibida como una víctima de las circunstancias por muchos. La separación entre Urdangarin y la infanta Cristina ha sido pues el epílogo de una historia que nunca debió haber comenzado de esta manera.
Un convenio millonario antes del divorcio
Aunque el divorcio legal entre ambos tuvo lugar en Barcelona, lo verdaderamente importante ocurrió en Suiza. En la segunda residencia de la Infanta Cristina se realizó un acuerdo privado con un convenio que aseguraba al exduque un flujo de ingresos constante y bastante elevado.
Según Juan Luis Galiacho, director de 'El Cierre Digital', Iñaki Urdangarin habría salido ganando con la separación. Aunque la versión oficial habla de unos 5.000 euros mensuales, Galiacho ha subrayado que se habría negociado una compensación con una suma inicial de unos dos millones de euros.
Es bien sabido que el exjugador de balonmano 'sabía demasiado' en torno al ámbito privado de ciertos miembros de la Casa Real. Así pues, este acuerdo económico habría servido indirectamente para que Urdangarin "mantenga la boca callada". Y es que a principios de año, con el divorcio muy reciente, hubo rumores de que Iñaki estaba escribiendo un libro para atacar a la Familia Real.
El acuerdo oficial firmando en Barcelona tenía diferentes puntos donde se afirmaba que Iñaki no recibiría pensiones ni indemnizaciones. En cuanto a sus hijos, se acordó que ambos se repartirían los gastos de sus cuatro hijos.
Con esto entendemos pues que Iñaki Urdangarin siga teniendo una vida llena de lujos y excentricidades sin tener un trabajo ni una vida profesional estable. Parece ser que el exduque no ha aprendido de su último paso en prisión y sigue jugando con la línea de la legalidad.