En los últimos días ha surgido un movimiento discreto en Zarzuela que empieza a llamar la atención: el rey Felipe VI estaría trazando una decisión a la sombra que, según distintas fuentes, no habría sentado bien a la reina Letizia. Los primeros indicios se vinculaban a la eventual retirada de doña Sofía de algunos actos oficiales, pero la reciente maniobra confirma que el escenario es más complejo y estratégico.
Lo que ha pasado: afinando los roles reales
Zarzuela habría convocado a una reunión interna en la que se trató el papel sucesorio dentro de la monarquía. En ella, el rey Felipe VI habría planteado acelerar la presencia pública de la infanta Sofía y de la princesa Leonor como protagonistas de actos institucionales, relegando progresivamente la visibilidad de Letizia en ciertos eventos oficiales.
La infanta Sofía, ya mayor de edad y próxima a iniciar estudios universitarios en Madrid, tomaría el relevo en actos fotográficos o culturales que antes lideraba Letizia. Mientras tanto, Leonor redoblaría su presencia, como se ha visto en los Premios Princesa de Asturias. En la práctica, relojería silenciosa en la estrategia de continuidad de la corona, con Felipe al timón. Eso sí, la Reina Sofía aguantaría un año más.

Las reacciones en Zarzuela y en redes sociales
Este cambio no ha sido comunicado públicamente de forma oficial, pero se ha filtrado en medios y en cuentas cercanas al entorno de la Casa Real. En Twitter, algunos usuarios han comentado expectantes: “¿Estamos ante la nueva generación liderada por Leonor?”, apuntando a una revisión de prioridades institucionales.
Fuentes internas advierten que Letizia no habría estado completamente de acuerdo. Llevaba meses manteniendo una agenda propia, con actos sociales y culturales –incluso desde su promoción como embajadora de ciertas causas– y esta jugada habría sido interpretada como un recorte inesperado a su rol. No solo eso, Letizia esperaba que la retirada de su suegra - con la que se lleva fatal - fuera inminente. Y deberá esperar un año.
Una estrategia de futuro
En Zarzuela, todos parecen conscientes de que el público busca una monarquía moderna, con rostros frescos y simbólicos. Leonor ya consolida su imagen como futura reina; Sofía aporta juventud y simpatía. Letizia, con su perfil diplomático y de consorte activa, ahora enfrenta un escenario distinto: debe adaptarse a una fase de menos protagonismo institucional... y con su suegra todavía no retirada del todo.
Especialistas en prensa rosa coinciden en que la reina consorte es consciente de que esta maniobra forma parte del “plan de sucesión moderna” preparado por Felipe. Aun así, su experiencia y redes de apoyo interno le permiten mantener relevancia en ámbitos sociales y culturales, aunque con menor visibilidad mediática.

Movimientos a largo plazo
Desde la abdicación de Juan Carlos I en 2014, Felipe VI ha ordenado un relevo generacional progresivo. Primero fue Leonor, luego Sofía. En esta línea, hacer que la consorte baje un escalón no sólo es coherente con una “monarquía dinámica”, sino una exigencia frente a una sociedad que valora transparencia y modernidad.
Por otro lado, la química entre Letizia y Felipe siempre ha sido analizada. Trabajan juntos en la mayoría de actos, aunque en los últimos 18 meses habrían dejado de convivir en el mismo pabellón dentro del complejo real. Esto refuerza la hipótesis de agendas paralelas que se cruzan solo en compromisos institucionales. Algunos expertos en monarquía incluso apuntan a que el matrimonio está roto.
¿Qué puede pasar ahora?
El plan de reinado de Felipe VI parece claro: afianzar a Leonor y Sofía como caras visibles del futuro, y reubicar el papel de Letizia en una posición de apoyo estratégico, menos aparente en la agenda pública. La próxima ronda de premios y actos culturales será clave para confirmar si este reajuste se mantiene.