Las recientes revelaciones sobre la relación entre Juan Carlos I y Bárbara Rey han sacudido los cimientos de la monarquía española. Fotografías inéditas y testimonios han confirmado lo que durante años fue un secreto a voces: el Rey Emérito mantuvo una relación extramatrimonial con la actriz y vedette española.
Estas filtraciones han reavivado el interés por las numerosas aventuras amorosas del ya ex monarca, destacando el modus operandi que empleaba para relacionarse con mujeres del ámbito público.
Unas nuevas informaciones impactantes
Según el periodista Joaquín Abad, experto en la vida privada del Rey Emérito Juan Carlos I, el Rey tenía un patrón bien definido para establecer contacto con mujeres que le atraían. Cuando una presentadora de televisión o actriz captaba su atención en pantalla, el monarca expresaba su interés a sus asesores.
Estos se encargaban de gestionar el acercamiento, asegurándose de que la mujer aceptara el encuentro, motivada principalmente por beneficios económicos. Este procedimiento permitía al Rey mantener sus relaciones en la más estricta discreción.
Un caso emblemático es el de una trabajadora de TVE que mantuvo una relación con Juan Carlos I antes de su romance con Bárbara Rey. Según Abad, el rey quedó fascinado al verla en televisión y solicitó a sus servicios secretos que organizaran un encuentro.
Estos arreglaron todo para que la mujer acudiera al hotel Villamagna de Madrid, donde se llevaban a cabo las citas. Por cada encuentro, la mujer recibía un pago de 500.000 pesetas, una suma considerable en la época. Manuel Prado y Colón de Carvajal, hombre de confianza del Rey, era el encargado de gestionar estos pagos y garantizar la discreción de las reuniones.
Una vida llena de amantes
Este modus operandi no se limitaba a una sola mujer. El Rey Emérito Juan Carlos I mantuvo múltiples relaciones extramatrimoniales siguiendo este patrón. Los servicios secretos desempeñaban un papel crucial, asegurando que los encuentros se realizaran sin levantar sospechas y evitando que la Reina Sofía se enterara.
Sin embargo, la Reina era consciente de las infidelidades de su esposo. En una ocasión, al descubrir el romance con Bárbara Rey, estuvo a punto de abandonar el matrimonio.
Hizo las maletas y se trasladó a la India con sus hijos, buscando el apoyo de su madre, la reina Federica. Esta la persuadió de regresar a España y cumplir con su papel institucional, recordándole que su responsabilidad estaba por encima de sus problemas personales.
Las revelaciones de Joaquín Abad arrojan luz sobre las prácticas que Juan Carlos I empleaba para mantener sus relaciones extramatrimoniales en secreto.
El uso de fondos públicos para pagar a sus amantes y la implicación de los servicios secretos en la organización de estos encuentros han generado una profunda controversia. Estas prácticas no solo cuestionan la ética del monarca, sino que también plantean interrogantes sobre el uso de recursos del Estado para fines personales.