Victoria Federica, nieta del rey emérito Juan Carlos I, se ha convertido en uno de los nombres más mediáticos de la familia Borbón. Su incursión en el mundo de los influencers y su estilo de vida sofisticado la han posicionado como un personaje habitual en las noticias de sociedad. A esto se suman las polémicas que siempre la rodean, desde sus salidas nocturnas con amigos hasta las críticas a su carácter, que, según ella misma, es "muy exigente". En más de una ocasión, Victoria ha confesado sentirse "enjaulada" por la presión mediática y el constante escrutinio de la prensa, una situación que, según explica, condiciona su vida diaria.
Pese a su deseo de controlar su imagen, no siempre logra evitar los titulares polémicos. Según recoge El Nacional, la joven de 24 años es conocida en el barrio de Salamanca por su presencia en restaurantes exclusivos, tiendas de lujo y en ciertas peluquerías. Sin embargo, en un conocido centro de belleza de la zona, aseguran que Victoria Federica no pasa desapercibida y no precisamente para bien.
El problema radica, al parecer, en la actitud que la aristócrata muestra durante sus visitas al establecimiento. Según la fuente anteriormente mencionada, Victoria Federica se presenta con un aire de grandeza que incomoda tanto a las trabajadoras como al resto de las clientas. Su exigencia por recibir una atención exclusiva y personalizada, relegando al resto de mujeres presentes, no ha sido bien recibida.
Este comportamiento ha provocado molestias entre las clientas habituales, quienes consideran que la joven se comporta como una diva. En un lugar que, por norma, fomenta un ambiente relajado y de trato igualitario, su insistencia en ser atendida inmediatamente y en exclusiva ha causado tensión. Muchas mujeres ven estas actitudes como una muestra del privilegio con el que creció y que sigue exhibiendo.
Culpa de la prensa
Victoria, sin embargo, justifica su carácter en su formación y su manera de ser. En entrevistas recientes, ha explicado que es extremadamente perfeccionista y exigente consigo misma. Pero para las clientas del barrio de Salamanca, esta actitud roza lo egocéntrico y está muy alejada de los valores de empatía y humildad que valoran en espacios como una peluquería.
Este episodio vuelve a poner a Victoria Federica en el centro de la controversia. Aunque intenta mostrarse más accesible y cercana a través de sus redes sociales, historias como esta alimentan la percepción de que sigue viviendo bajo las reglas de un mundo de privilegios al que pocos tienen acceso. El contraste entre la imagen que intenta proyectar y los testimonios de quienes la tratan directamente en el día a día sigue siendo una de las claves que alimentan el debate sobre su figura.
Con la presión de ser un personaje público, es evidente que Victoria tiene una tarea complicada: encontrar el equilibrio entre sus aspiraciones personales y las expectativas de la sociedad. Mientras tanto, en las peluquerías del barrio de Salamanca, algunas clientas ya tienen claro qué opinan sobre la nieta del rey emérito.