Los rumores sobre el exduque de Palma y su relación con Ainhoa Armentia llevan tiempo alimentando titulares. En un principio, pocos apostaban por esta pareja, tildándola de pasajera. Sin embargo, tres años después, la abogada y el exmiembro de la familia real siguen más unidos que nunca.
Al punto de haber dado el paso de convivir en la lujosa urbanización vitoriana Ciudad Jardín. Un lugar estratégico para que Iñaki pueda estar cerca de su madre, Claire Liebaert, y al mismo tiempo construir su nuevo hogar con la persona que le ha devuelto la ilusión.
Una nueva época para el exduque
La tranquilidad de esta nueva etapa se ha visto alterada por el descubrimiento de ciertas cláusulas ligadas al divorcio de Iñaki con la infanta Cristina. Desde que la hija de Juan Carlos I y él pusieran fin a su matrimonio. El exduque dejó de tener cualquier privilegio vinculado con la Corona, si bien mantiene un sustento económico proveniente del emérito.
Según han revelado fuentes, Cristina incluyó en los acuerdos de la separación una prohibición explícita para que Ainhoa Armentia no pueda acercarse a sus hijos. Y, más importante aún, vetó la posibilidad de que Iñaki llegue a casarse con la abogada: si lo hiciera, perdería de forma automática toda la ayuda económica que percibe mensualmente.
Incluso tendría que devolver los dos millones de euros que recibió en concepto de indemnización por el libro que estaba previsto que escribiese y del cual se retractó.
En esta tesitura, Iñaki ha hecho gala de su astucia. Según trascendidos, el exduque maneja información muy sensible sobre la familia real. Y no duda en utilizarla como moneda de cambio si se ve forzado a tomar decisiones que lo dejen fuera del soporte financiero que conserva.
Él conoce bien las interioridades del “caso Nóos” y la implicación de diferentes figuras. Por otro lado, no hay que perder de vista que la pareja se encuentra en un punto de madurez personal. Iñaki y Ainhoa ya no se plantean tener hijos, pero sí desean asegurar su futuro juntos.
La petición de Iñaki
El exduque quiere garantizar que, en caso de sufrir algún percance, Armentia y sus dos hijos queden bien protegidos. Esa es la razón por la que Iñaki insiste en el matrimonio civil, a pesar de las condiciones impuestas por la infanta Cristina. Todo indica que el exyerno del emérito no descarta salir del amparo económico de la Corona si eso le permite estabilizar su vida con la mujer que ama.
En este contexto, resulta comprensible el deseo de Felipe VI y Letizia de que Iñaki formalice cuanto antes su unión con Ainhoa Armentia. Pues así se desligaría definitivamente de cualquier vínculo con los Borbones. A ojos de la Casa Real, sería la mejor manera de acallar la polémica y evitar nuevas tensiones mediáticas o revelaciones incómodas.
No obstante, la posición de Iñaki muestra que no está dispuesto a quedar bajo el yugo de una cláusula que limita sus movimientos personales. Y lanza un claro aviso: o le facilitan su plan para casarse, o se encargará de hacer pública la información con la que cuenta. Una advertencia contundente que pone, una vez más, a la monarquía española en jaque ante la opinión pública.