Una imagen puede contar mil historias, pero cuando se trata de la pareja de moda —Juliana Canet y su novio catalán, Guillem—, cada vídeo y publicación asegura despertar curiosidad. En las últimas semanas, las redes se han encendido con fragmentos de sus escapadas y, sobre todo, con el creciente protagonismo del canal de YouTube de Guillem Tarrés.
Guillem como creador
Pero, más allá de la pareja de moda, lo que genera un golpe sorpresivo dado a su novedad es el aumento de visibilidad que está consiguiendo el canal de Guillem. A través de vídeos de viajes, fragmentos de su vida cotidiana y colaboraciones con Juliana, su perfil está tomando forma en solitario, más allá del reflejo de una influencer consolidada.
El canal de Guillem y su boletín audiovisual
Quienes siguen a Juliana sabrán que en su canal de YouTube —parte del exitoso Canal Malaia— comparte contenido variado, desde recomendaciones literarias hasta pódcasts y episodios sobre su día a día. Pero recientemente, hay una pieza que destaca. Se trata de un vídeo titulado “Un dia a la vida d’una Book Scout a Nova York. Guillem Tarrés” donde es él quien toma el relevo como narrador y figura principal. Esa transición visibiliza su voz y personalidad, empezando a ser una pieza clave del relato.

Hasta ahora, no hay comunicados formales de la pareja, ni de su entorno cercano. Pero Juliana ha mostrado con naturalidad su apoyo hacia el contenido de Guillem, tanto en sus redes como en TikTok, donde aparecen ambos en vídeos divertidos que etiquetan claramente su complicidad. No hay rumores de crisis ni declaraciones tensas. Al contrario, la narrativa en curso es de mutuo impulso digital, sin aspavientos ni titulares estruendosos.
Contexto afectivo y mediático
Juliana Canet, nacida en Cardedeu en enero de 1999, ha crecido como figura mediática entre radio, televisión y redes en catalán. Formada en filología catalana, ha sido parte de programas como “Adolescents iCat” y colabora en “Que no surti d’aquí” en Catalunya Ràdio. Guillem Tarrés aparece ahora como parte de este entramado, acercando su propio universo creativo al epicentro mediático en el que ella ya se movía con solvencia.
El contexto previo era claro, Juliana era la cara visible. Ahora parece sentirse cómoda dejando que Guillem marque sus propios pasos delante de la cámara, articulando su voz dentro del universo audiovisual catalán.

Este giro disfrazado de naturalidad promete transformar la dinámica mediática. Guillem pasa de ser simplemente “la pareja de” a coprotagonizar creativamente el relato. En definitiva, este repunte en su presencia pública no es un escándalo, sino el inicio de una alianza creativa sólida.